COPAHUE (Provincia de Neuquén)

Copahue es un pueblo sepultado dentro del volcán que apenas vive cuatro meses al año. Desde abril se prepara para la llegada de la nieve y cada diciembre con el deshielo se arma otra vez el poblado.


En tiempo invernal si uno se desplaza por la región el viento gélido arrecia y nada se distingue ni cielo ni tierra.


A tramos emergen del suelo como mojones y nos otra cosa que los palos de la línea eléctrica, lo que quiere decir que la marcha se realiza sobre tres metros de nieve.


Todo es blanco fantasmal hasta la aparición de dos piletones desde donde se desprende una cortina de humo.


“Los indios pehuenches  describieron que esas emancipaciones del infierno tenían propiedades curativas y pese a su olor azufrado no se privaron de un baño restaurador. Antes por las dudas, hacían una ofrenda a Arun - Co, el dueño de las termas” - así nos informa Roberto Cinti en  Revista Nueva, 1994.


“Una leyenda aborigen cuenta que un guerrero llamado Copahue quedó prendado de una joven durante una de sus habituales correrías y regresó con ella a sus dominios. La tribu se reveló ante la llegada de la forastera y se desató una guerra infernal.


Copahue murió combatiendo y su gente lo enterró en el mismo sitio donde se habían conocido los amantes.
Al excavar la fosa saltó un chorro de agua hirviente que dio origen a las termas. Los comentarios se esparcieron por doquier y a través del tiempo”.


Pedro Ruiz Vélez, médico radicado en la ciudad chilena de Concepción fue el primero en confiar en las propiedades curativas de sus aguas. Por 1865, recibió en su consultorio a un padre enajenado por el dolor de ver que su hija se moría de tuberculosis.


Ruiz Vélez aconsejó un viaje "a los Copahues" - como se llamaban por entonces dichas fuentes termales.


Tras conseguir el permiso del cacique Cheuquel, la niña pasó un mes sumergiéndose en las aguas y el barro del volcán, regresando a su tierra completamente curada. Tal hecho hizo que ese espacio creciera en fama, y hoy es la primera planta geotérmica de Sudamérica.


Es la primera evidencia de las aguas térmicas; en efecto aguas sulfurosas bullen permanentemente.


Espejos de agua y chorros hirvientes afloran desde grietas, constituyendo la fuente calórica más renombrada del planeta.


Brotó hace veinte mil años cuando las últimas glaciaciones hacían temblar la Tierra.


Por aquellos tiempos el Copahue acostumbraba a vomitar ríos de lava y toneladas de piedra, nubes de gases y cenizas.


Hoy y desde hace una eternidad, se mantiene pacífico y apagado en su silencio milenario, sólo brindando propiedades terapéuticas.


En las postrimerías del siglo XX, "el termalismo" es reconocido por la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) como una alternativa valida para plurales enfermedades.

 

 

 

 

Bibliografía:
Palacio de Gómez, Guadalupe: "Historia del Copahue." Rosario, 1999.
Cinti, Roberto: "Copahue." Revista Nueva, año 1994.

 

Copahue. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. desde 6300 al 6399, a la altura de Bs. As. 6300.
Se le impuso ese nombre por D. N°4674 del año 1977.
Recuerda al volcán Copahue que en araucano significa "azufre" situado en la provincia de Neuquén, en el límite con Chile, famoso por sus aguas termales.