A la llegada de los españoles esta zona del Paraná y sus tributarios estaba poblada por una serie de culturas semejantes y de un homogéneo estilo general de vida.
Estos pueblos se extendían por la costa entrerriana, sur de Corrientes, el norte paranaense de la provincia de Buenos Aires (hasta Campana), y la costa de la provincia del Chaco (hasta la costa de la actual Resistencia).
A este grupo abigarrado de culturas homogéneas lo denominaron pueblos chaná, chaná timbú, cará cará, timbú, coronda, quiloaza, mocoretá, calchín y mepén.
La mayoría de estos gentilicios corresponden con la forma en que eran nombrados por los guaraníes.
Los chaná-timbú fueron un conjunto de pueblos indígenas, que en los siglos XVI y XVII, habitaban las tierras anegadizas e islas del río Paraná. Desde su confluencia con el río Paraguay hasta ambas márgenes del Río de la Plata y el último tramo del río Uruguay, territorios que hoy pertenecen a Argentina y Uruguay.
Estos pueblos no pudieron soportar el impacto de la conquista y se extinguieron a mediados del siglo XVII.
Para el siglo XVII eran ya un recuerdo. Las guerras con el blanco, sumadas a guerras intestinas y una epidemia de viruela negra (para la cual, carecían de inmunidad) fueron las causas que los redujeron drásticamente.
Vivían en comunidades al mando de un cacique, pero la figura del Chamán, ocupaba un papel importante: médico, sabio, consejero e intermediario con el mundo de la teofanía.
Cada comunidad en sí era una unidad política autónoma. Sin embargo, en la zona de coronda, de acuerdo a los testimonios de algunos cronistas, parece que se estaban gestando formaciones políticas de mayor complejidad.
Los hombres se vestían con mantos de pieles, y las mujeres con faldas de algodón, probablemente obtenidas por trueques. Lo atestigua el uso del tejido entre los chaná timbú.
Su economía era pescadora por excelencia y se complementaba con la casa y la recolección de los frutos de la tierra.
Algunos grupos, sembraron principalmente maíz y zapallo.
Sus armas eran arco y flecha, la lanza y el garrote. También, utilizaban boleadoras, aunque en menor escala que los aborígenes australes; y ondas con proyectiles de barro cocido.
Algunos, cuando iban a la guerra vestían coletos de cuero grueso y se pintaban la cara como signo de arriesgo.
Confeccionaron canoas de gran capacidad y rapidez, y remaban con grandes palas o remos de madera.
En una oportunidad, Juan de Garay, estuvo a punto de ser derrotado por grupos chaná timbú en una batalla naval, en la que los indígenas hicieron gala de su habilidad y velocidad con sus canoas. Garay salvó su situación gracias a la oportuna aparición de Jerónimo Luis de Cabrera (fundador de la ciudad de Córdoba).
Cabe mencionar que la cerámica fue una expresión notable en estos pueblos: fabricaron pipas para fumar tabaco, botijos para conservar el agua y los llamados vasos campanas. Estos últimos predominan en la cerámica de los pueblos paranaenses, siendo así, característicos de la misma.
Bibliografía:
Canal Frau Salvador: “Poblaciones indígenas del territorio argentina”. Ed. Sudamericana. Buenos Aires 1953.
Buenaventura Terán: Los pueblos indígenas. Fascículo “Historias de nuestra región”. Rosario, 1994.
Cervera, Manuel: Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe. Santa Fe. Editorial Universidad Nacional de El Litoral 1979.
Chaná – Timbú. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S a la altura de Juan B. Justo 7800.
Se le impuso ese nombre por O. 8690 de diciembre 2010.
Con anterioridad se denominó pasaje 1446.
Recuerda a los Chaná-Timbú: pueblos indígenas que habitaron sobre ambos márgenes del Río Paraná, a lo largo del litoral formado por las provincias de: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes.