Nos dice el historiador Amadeo P. Soler: “Hemos tratado de localizar por los medios inductivos y deductivos donde estuvo instalada la posta “Río Carcarañá” y después de barajar varias hipótesis encontramos que la ubicación más viable puede darse sobre la costa del río Coronda”.
El casco de la población, de acuerdo a los vestigios y referencias más antiguas (1770-1779) estuvo en el lugar donde actualmente se asienta el pueblo, entre 10 y 14 cuadras de la boca del Carcarañá.
Geográficamente era el lugar más apto y accesible para un centro poblado, debido a la conformación topográfica, ya que a esa altura se encontraba la cuenca que lleva al río Coronda y la desbarrancaba.
.En tiempo de lluvias, el agua procedente de los campos se escurría debido a la inclinación del terreno y en pocas horas la pequeña cuenca quedaba desprovista de líquido con el consiguiente beneficio para los pobladores y sin ocasionar problema alguno.
La concentración de pescadores y cazadores ocurría también por allí.
Los datos tomados por Soler de los archivos postales, le indicaron que esta posta estaba a una legua del paso del Carcarañá.
El viejo camino de las carretas desembocaba en el paso del Carcarañá, luego bajaba siguiendo la costa norte del río hasta llegar al pueblo y de ahí, siguiendo la costa del Coronda alcanzaba el vado más practicable del arroyo del Monje.
Al crearse el virreinato del Río de la Plata se estableció un sistema de Intendencias y la zona del Carcarañá pertenecía a la Intendencia de Buenos Aires, por lo tanto era obligatorio el paso de carretas, carretones, caballos y otros vehículos por el Carcarañá.
Según Furlong las postas eran ”verdaderos centros de aprovisionamiento, con los elementos más imprescindibles a fin de ofrecer al viajero una sombra donde guarecerse del sol y abundancia de agua potable con que llenar los cántaros, y para mudar los bueyes lisiados y cansados”.
La posta del Carcarañá no respondía a la verdadera acepción de la palabra por su estructura, condiciones de organización y topográficas que hacían un cruce muy difícil.
Según Soler “no fue el Carcarañá nunca un río común” pues la travesía era dificultosa porque la plataforma de toscas duras entorpecían el desplazamiento de las ruedas, a lo que se sumaban las violentas corrientes de agua cuando el río estaba crecido, sumando las barridas que los calchaquíes organizaban para apoderarse de las cargas.
Pueden contarse algunas historias al querer vadearlo, como le ocurrió a don Timoteo Gordillo, a poco de crear las Mensajerías Argentinas en 1864, la crecida le hizo perder todos los pertrechos de los caballos y el tilbury se llenó de agua, los peones asustados querían volver atrás pero Gordillo decidió cruzarlo lo mismo en tales condiciones. - La suerte lo acompañó porque el carruaje posterior de un tal Verdier optó por quedarse allí hasta que bajase el río - .
EL río “Carancho del diablo” según la lengua guaraní, debe su nombre a las tribus indígenas “caracarás” o “carcaranáes, corondas o timbues que se asentaban en sus riberas en el tramo próximo a su desembocadura.
Actualmente nace en el embalse de Río III, el que a su vez es alimentado por el Río Grande que proviene de las cumbres de Achala y de las Sierras Grandes..
Bibliografía:
Soler, Amadeo P: “Los gloriosos huéspedes de Puerto Gaboto”. Pág 275. Rosario 1983.
Furlong, Guillermo: “Historia social y cultural del Río de la Plata (1536 – 1810)”. Pág 482. Bs. As. 1969.
Carcarañá. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. desde 500 Bis al 699 Bis, a la altura de Juan J. Paso 900.
Carece de designación oficial.
Recuerda la posta y el cruce del río Carcarañá en el siglo XVIII.