La tradición lo pinta con gesto solemne. Su acento pintoresco con que hablaba el español, el rostro mismo, el pelo rubio rojizo y sus ojos grisáceos azulinos y profundos revelaban enseguida su origen, hijo del Reino Unido de Gran Bretaña.
Mas bien alto y de contextura delgada, era su aspecto atrayente desde el primer momento.
Elegante por instinto y costumbres, vestía a la última moda, siendo sus únicas joyas visibles una cadena de oro que llevaba en los bolsillos superiores del chaleco, que terminaba en reloj en una extremidad y en la otra, las llaves.
Este arquitecto destacado en Rosario, había nacido en Huddersfield, Inglaterra, formándose en prestigiosas casas de estudio de su tierra: Harrogate High School y Ratclife College, Leiscestershire.
Pasaría su práctica profesional en casa de unos renombrados arquitectos de Liverpool y en 1886 se trasladó a la Argentina y a nuestra ciudad, donde entró al servicio del Ferrocarril Central Argentino edificando sus talleres locales.
Dicha compañía del Central Argentino por ley del 10 de noviembre de 1888 fue autorizada para construir un ramal de Ludueña a Peyrano, que se habilitó en 1891, obra en la que Boyd Walker exigía a los hombres y a las propias realizaciones todo lo que pudieran dar a fin de llevar a cabo sus proyectos preconcebido, produciendo resultados positivos.
Sin agotar las fuerzas productivas, sin desperdicios de conducción, con la concurrencia de todos a su obra, con virtudes públicas y privadas se identificó con el personal ferroviario.
Era estricto al máximo en la parte económica establecida para la concreción de las obras, y su escrupulosidad para que la empresa no fuese defraudada.
Después de alojarse un año en Canadá en casa del prestigioso arquitecto Dunlop, en 1893 regresó a la Argentina estableciéndose nueve años en Buenos Aires, hasta que en 1910 se radicó en Rosario permanentemente.
Hillary Boyd Walker dejó su impronta en la ciudad en varias intervenciones arquitectónicas. Dos de ellas muy notables: la casona contruida en 1906, ubicada en Oroño 1359 y el antiguo Palacio de Tribunales provinciales, Hoy sede de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional De Rosario (UNR). En ambos casos, el Programa Municipal de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio las incluyó en sus catálogos con el mayor grado de protección.
Después proyectaría Boyd Walker la estructura del edificio de la Jefatura de Policía y el Cuartel de Bomberos, que luego construirían Pedro y Torres Armengol entre 1909 y 1916, como una pesada mole, desvirtuando el bosquejo original.
Así como Rimbaud abandonó su carrera poética a los diecinnueve años y Enrique Banchs publicó su último libro en 1911 y después vivió 57 años más sin decidirse a publicar otro, este arquitecto sintió también en cierto momento que había logrado todo lo que debía lograr y que podía entonces retirarse de la escena habiendo cumplido su rol. Desde nuestra distancia de observadores, sus obras parecen acabadas y perfectas. Vaya a saber porqué él se sintió satisfecho con lo realizado... No sabía que haría perenne el esplendor de sus obras maestras y de continuar habría perfeccionado su innato espíritu creador .
Boyd Walker jamás se sintió satisfecho por lo realizado en nuestra ciudad . Pensar que hoy a más de cien años de sus construcciones, el público celebra sus trabajos como hitos históricos.
Bibliografía:
Información obtenida del Álbum historiográfico de Rosario, Rosario 1914
Mikielievich Wladimir C. "Herbert Boyd Walker". Diccionario de Rosario (Inédito).
Boyd Walker. Pasaje. Topografía:
Corre de N a S desde el 3600 al 3699 a la altura de Bv. Seguí 2400.
Se le impuso ese nombre por D. 4670 del 16 de septiembre de 1977.
Recuerda a Herbert Hillary Boyd Walker (1855 – 1910) arquitecto inglés radicado en nuestra ciudad, que trabajó en la construcción de los talleres del Ferrocarril Central Argentino, también en el edificio de los Antiguos Tribunales, como la casona de Oroño 1359.