BENÍTEZ CIPRIANO (1868 - 1930)

Don Cipriano Benítez fue político, hombre de empresa y por sobre todo periodista.


Nacido  en 1868 en la floreciente ciudad de Rosario, él siguió el ejemplo virtuoso de sus padres, quienes lo educaron en los rígidos principios de los hogares coloniales, donde la hombría de bien y el concepto de la moral eran los puntales más firmes en todo solar.


 Cursó estudios secundarios en el Colegio Nacional y no dejó nunca de cultivarse intelectualmente porque era hombre de lectura constante.


Diligente en su trabajo,en el medio rosarino se destacaba por su ininterrumpida labor  en provecho de  la comunidad.


Fue administrador del diario "El Municipio" durante 20 años hasta su desaparición, dedicándose después al comercio, y al remate público, constituyéndose después en presidente del Centro de Rematadores.


Benítez era idóneo en programas cooperativistas, capacidad que le sirvió para desempeñar por años el cargo de presidente del Directorio de la Unión Mutual Americana. ISociedad cooperativa rosarina, que trataba de paliar las necesidades sociales y económicas de los sectores menos favorecidos de principios del siglo XX.


Multifacético en su accionar desempeñaría más tarde cargos públicos como concejal primero e Intendente después del 21 de enero al 10 de mayo de 1916.


A la edad en que la gente cruza su andar en forma amortizada y distendida, él trabajaba a destajo en la Unión Cívica Radical convocado para atemperar las justas luchas obreras como la huelga ferroviaria, el Grito de Alcorta y más tarde  la del Frigorífico Swift como protagonista. (1928)


Al llegar el año 1930, la situación del país era difícil. Los coletazos de la crisis económica mundial hacían impacto en la débil estructura económico - financiera de nuestra República.


El deterioro de la salud del presidente aceleró e incentivó las apenas disimuladas disputas entre colaboradores cercanos al mismo que pugnaban por su herencia política. Al mismo tiempo que eran conocidas las actividades conspirativas de civiles y militares que sin disimulo tenían reuniones, por ejemplo en la sede del diario Crítica o en la casa del general José Félix Uriburu.


En el gabinete se configuraron dos tendencias: la encabezada por el ministro de Guerra general Luis Dellepiane, partidario de utilizar los recursos del Estado, incluida la fuerza, para desbaratar la conspiración, y la otra integrada, entre otros, por el vicepresidente Enrique Martínez, el ministro del Interior Elpidio González y el ministro de Relaciones Exteriores Horacio Oyhanarte, que quitaba importancia a esos hechos y consideraba preferible no irritar los ánimos.


Yrigoyen, enfermo y recluido en su casa, fue convencido para adoptar esta segunda opción y el 3 de septiembre se conoció la renuncia de Dellepiane producida después que el ministro González desautorizara su orden de detención contra varios supuestos conspiradores.

Durante la primera presidencia de Yrigoyen las fuerzas políticas conservadoras no pudieron construir un partido que pudiera pelear electoralmente. Cuando pensaban que luego de la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear podrían impedir el retorno de Yrigoyen fomentando disidencias en la Unión Cívica Radical, la elección de 1928 les convenció de intentar el acceso al poder mediante otros medios.


Agustín Pedro Justo, exministro de Guerra de Alvear, y los jefes que le eran adictos empezaron a conspirar esperando el desgaste del gobierno. A mediados de 1930 tomó contacto mediante intermediarios con el exdiputado conservador general José Félix Uriburu y un grupo de jóvenes deslumbrados por Mussolini, que también estaban conspirando.


El objetivo de los dos movimientos era distinto ya que Justo se proponía desplazar a Yrigoyen y llegar a la presidencia con un frente de radicales antipersonalistas, conservadores y socialistas independientes, en tanto Uriburu pretendía reformar la Constitución para establecer un Estado corporativo, con voto calificado y con un sistema de gobierno jerarquizado y autoritario; sin embargo, Justo aceptó la utopía de Uriburu sabedor de su poca habilidad política y obtuvo que se modificara la proclama para no asustar con sus sueños fascistas.

A fines de agosto la revolución en preparación se discutía abiertamente. El jurista y el político socialista Nicolás Repetto hicieron llamados infructuosos a la cordura y sólo faltaba una chispa para completar la etapa prerrevolucionaria.

El 29 de agosto en carteles aparecidos en las paredes de Buenos Aires la Liga Patriótica Argentina exigía la renuncia de Yrigoyen.


Al día siguiente otros carteles, esta vez firmados como "Juventud Universitaria" exigían explicaciones al presidente sobre supuestas "alarmantes actividades bélicas". El 3 de septiembre se conoció la renuncia de Dellepiane, hubo algunas manifestaciones estudiantiles sin muchos concurrentes y el diario Crítica saca un titular a toda página: "La situación del país es una bomba que no tardará en estallar".


El día 4 se repetían  las manifestaciones, hubo un tiroteo frente a la Casa Rosada en el que murió un joven que, pese a ser un bancario radical se convirtió en boca de los adversarios del gobierno en el "estudiante asesinado", o sea el mártir que les permitió hablar de la "sangre derramada".

Yrigoyen, enfermo de gripe, el 5 de agosto delegó el cargo en el vicepresidente Martínez, quien suspende las elecciones en Mendoza y San Juan. El mismo día el brazo derecho del general Justo, el coronel Bartolomé Descalzo, se reunió con Uriburu para coordinar el papel de los civiles y este aceptó que concurran a los cuarteles para procurar persuadir a los militares de unirse a la revolución.

El diario Crítica, muy crítico de Yrigoyen, apoyó el golpe de estado que lo derrocó pero a partir de 1931 comenzó a distanciarse de los sectores militares y permaneció clausurado durante los dos años siguientes.

La Nueva República, que tenía como subtítulo Órgano del Nacionalismo Argentino fue un periódico de orientación nacionalista que apareció en Argentina del 1º de diciembre de 1927 al 5 de marzo de 1929, y del 18 de junio de 1930 al 10 de noviembre de 1931.


Tuvo como modelo a L'Action française ( Acción Francesa) , un periódico de combate de carácter polémico publicado en Francia. El director de la publicación fue Rodolfo Irazusta, primo de Uriburu. En sus páginas denunciaba que en la sociedad argentina había una profunda crisis de orden espiritual originada por las ideologías nacidas a partir de la Revolución Francesa que se habían difundido en las décadas anteriores, sobre todo en las clases dirigentes y en la universidad, que habían producido el desconocimiento de las jerarquías. Atacaba el sufragio universal, la ley 1420, la Reforma Universitaria y a los partidos avanzados y alentaba a organizar la “contrarrevolución” y recuperar el Orden. Sus modelos preferidos eran la España del general Primo de Rivera y la Italia de Benito Mussolini.7​8​

Los periódicos La Mañana (1911-1919) y su continuadora La Fronda, ambos fundados por Francisco Uriburu (hijo), quien era primo del general Uriburu, fueron, desde una posición conservadora, firmes partidarios de la Ley Sáenz Peña. Sostenían la necesidad de que existieran partidos políticos estables y permanentes, de alcance nacional, con programas que expresaran sus postulados ideológicos y ofrecieran juicios concretos, partidos programáticos –conocidos en la época como «partidos de ideas» o «partidos orgánicos»– que debían reemplazar con mecanismos internos democráticos de deliberación y decisión, a la política gestionada por los círculos de notables y contaminada de personalismo y caudillismo.


El yrigoyenismo no sólo era censurado por Francisco Uriburu por falta de plataforma electoral sino también por su apelación a las facetas emotivas e irracionales de los votantes y su pretensión de fundar una «religión cívica» en torno del caudillo carismático que lideraba al partido; en realidad esta indefinición programática era para Yrigoyen la esencia misma de su movimiento dado que identificaba a la Unión Cívica Radical con la nación misma y una plataforma precisa habría significado inclinarse por un interés particular en detrimento del interés nacional. El triunfo de Yrigoyen en 1916 no hizo variar la convicción de Francisco Uriburu en la perfectibilidad del sistema democrático a lograrse con la educación política del pueblo elector por parte de los «partidos de ideas» y a la práctica continuada del sufragio.

La elección de 1928 marcó el inicio de un cambio drástico en la orientación ideológica de La Fronda que se refleja en sus páginas a partir del año siguiente, cuando proclamó que para la oposición «el camino de las urnas ha quedado clausurado para siempre». Dejó atrás su valorización del sistema democrático basado en el sufragio universal y abandonó la convicción de que dentro del régimen imperante hubiera medidas –como la que había impulsado de creación de un partido representativo de la derecha e, incluso, el apartamiento de Yrigoyen de la presidencia- que pudieran solucionar el problema político ya que veía una “máquina de corrupción creada por él en largos años de acción demagógica” que sólo una transformación de régimen podía remover. Este viraje parecería asociado a la recepción en el diario de las ideas contrarrevolucionarias y, en especial, del ideario maurrasiano.

El diario fue evolucionando cada vez más hacia posturas de la extrema derecha. Fue así que dio su pleno apoyo al golpe de estado del 6 de septiembre de 1930 que encabezado por el general José Félix Uriburu derrocó al gobierno de Yrigoyen.

La revista Criterio, una publicación de Argentina cuyo primer número apareció el 8 de marzo de 1928 con la dirección del abogado, político y periodista Atilio Dell'Oro Maini seguía en sus primeros años una orientación nacionalista y de la oposición al liberalismo y al comunismo.

Escribieron allí Tomás D. Casares, César Pico, Ernesto Palacio, Manuel Gálvez, Julio Irazusta, Julio Meinvielle y J. A. Atwell de Veyga, entre otras figuras del nacionalismo, y si bien desde sus páginas se elogió a La Nueva República “por su sano nacionalismo” y su aporte a “la transformación de la atmósfera liberal-democrática que nos rodea”, los comentarios políticos eran más moderados que los de otras publicaciones. 12​  y Rosario era una caldera en la que los sectores populares veían.


 Por otra parte, la avanzada edad del presidente Irigoyen (tenía 78 años)y su mal estado de salud perjudicaban su desempaño y la labor del gobierno recibía duras críticas desde distintos sectores de la oposición.


Benítez luchaba en nuestro medio para sortear las embestidas del partido conservador y la prédica de una prensa muy politizada.


Había llegado a conocer y a tratar al presidente sintiéndose identificado con su ideario, ambos hombres maduros se identificaban, a pesar  que Benítez  estaba muy lejos  de hacer gala de una palabra fácil y sugestiva, no florida ni ampulosa  sino cortante y seca.


Poco pudieron  hacer para frenar los sectores golpistas que pertenecían a distintos grupos antidemocráticos: el militar y el conservador.


Irigoyen fue derrocado el 6 de septiembre de 1930 y el 16 de diciembre de ese año moría don Cipriano Benítez.

 

Bibliografía:
Bustinza Juan Antonio; Grieco y Bavio Alicia: "Los tiempos contemporáneos argentina y el mundo." Eje "La Argentina fluctuante."  Pág. 224. Editora A-Z. Buenos Aires, 1991.
Palacio de Gómez, Guadalupe: "Cipriano Benítez." Rosario, 1995.

Benítez Cipriano. Cortada. Topografía:
Corre de N. a S. desde 3100 al 3299, a la altura de Rivarola 7400.
Se le impuso ese nombre por O. N° 915 del año 1952.
Recuerda a Cipriano Benítez (1868 - 1930), hombre de empresa y destacado político radical.