Expresa Juan Alvarez en su obra “Historia de Rosario” (1689 -1939): La intendencia de Luis Lamas, que dio comienzo en febrero del 98, caso único de estabilidad, trajo para Rosario grandes adelantos edilicios. Tuvo la suerte de ser apoyado en esa empresa por el gobernador Iturraspe, el presidente Roca y concejales dotados de amplias vistas, entre ellos el Dr. Marcelino Freyre, cuyo nombre se recuerda al frente de un hospital.
Sus primeras atenciones se dedicaron especialmente al arreglo de la deuda exterior, el pleito con la Compañía de Cloacas y desagües y a la erección de un monumento que recordase la gloria de haber sido Rosario el sitio donde flameó por primera vez al viento la bandera argentina. e los tres propósito solo este último quedó a medio terminar.
Paralelamente con la función pública de Lamas a partir de 1895 se produjeron numerosos conflictos laborales, que tuvieron su punto máximo en agosto de 1896 – según explicita Alejandra Monserrat en su obra: “El anarquismo rosarino”.
En nuestra ciudad, en forma espontánea se solidarizan con los trabajadores de ferrocarril, los demás gremios: Pintores unidos, Obreros del gas, Conductores y guardas de las empresas de tranvías, Obreros cigarreros, Obreros de la Refinería Argentina de Azúcar, Obreros de las barracas y del puerto, Trabajadores de la empresa de aguas corrientes y usinas eléctricas, panaderos y sastres.
La adhesión que la mayoría de los gremios prestó respondió en gran medida a la propaganda que los anarquistas llevaron a cabo durante los sucesos.
Con el resurgimiento del anarquismo organizador aparece en 1896 un periódico quincenal, La federación obrera, que através de las página de la Federación Obrera se advertía a la población la intención de apoyar n sólo a formación de sociedades de resistencia sino la táctica de la uelga para conseguir mejoras económicas y sociales inmediata. - Aunque los historiadores no han encontrado informaciones que mencionen la existencia de tal Federación.
Bazan, el decano de los periodistas rosarinos moría por esa fecha, con sus ochenta años bien cumplidos sucumbiendo el palo de la lapicera entre sus dedos reumáticos y frente a una carilla titulada: "En la brecha".
“Fue el periodista amante de la libertad de expresión, y con ese argumento redactaba sus editoriales insoportables por su solemnidad y sus latines defendiendo los derechos del hombre,perticularmente del hombre laburante.
Vivimos la época del máuser y el teléfono aclara Mateo Booz en “La ciudadcambió la.voz”. Para modelo tenemos el Diario de Láinez.
Bazán fue el periodista que durante su larga existencia dio todos los días al pueblo de Rosario sus opiniones acertadas o equivocadas, originales o vulgares sobre los asuntos de actualidad.
Fue a mi juicio, un hombre meritorio del mayor de los respetos, más que otros engalerados que sólo corren detrás de las ganancias. Más heroico que algunos héroes patentados.
Si no fuera absurdo levantar estatuas a los anónimos, a los desconocidos, bien se podría vaciar un bronce para honrar a esos periodistas y plantarlo en medio de la plaza Santa Rosa que está disponible. Un señor de copalta, de barba y de leva, con una pluma en la mano derecha, y la zurda apoyada en una pila de libros.
A la tarde fue su entierro. El cortejo no pasaba de diez personas. Un señor con cara de hambre despidió el ataúd, leyendo un centón de lugares comunes.
Hablaba en nombre del diario al cual el extinto periodista consagró con un sueldo mísero y una abnegación de mártir todas sus horas y desvelos.
Rosario cometía una gran injusticia con ese servidor modesto y estoico, que había cooperado a los progresos de la ciudad y con sincero ardor la libertad del proletariado y la tiranía de las clases capitalistas.
Bibliografía:
La expuesta en el texto.
Bazán Roberto.Pasaje.Topografía:
Corre de E. a O. a la altura de Beruti entre Río Bamba y Cerrito.
Carece de designación oficial.
Recuerda al periodista de palabra enérgica en defensa de las injustas medidas que la patronal sometía a sus empleados.