Aymara o Aimará (Aimara: aymara. Acerca de este sonido escuchar (?·i) [aj.ˈma.ɾa]), a veces escrito como aymara, es un pueblo originario de América del Sur que habitaba la meseta andina del lago Titicaca desde tiempos precolombinos, repartiéndose su población entre el occidente de Bolivia, el sur del Perú y el norte chileno, aunque considerada con fundamento como el pueblo autóctono de la meseta boliviana.
Poseyó desde antiguo un grado de civilización superior al de las tribus vecinas e inferior al de los indios del Cuzco llegaron a formar con el tiempo una de las entidades constitutivas del imperio incaico.
Reitero: El indio aymará, ya puro o ya mezclado con otras razas, existe hoy como pueblo originario de la altiplanicie boliviana, con idioma milenario. El pueblo aymara desde tiempos antiquísimos, desarrollando una forma de comunicación oral que fue su idioma “El Aymara”, idioma que actualmente es hablado por más de 2.500.000 de población aymara, principalmente en Bolivia.
Su piel es de color subidamente cobrizo, completamente lampiño, con cabellos lacios, cejas arqueadas, nariz deprimida en la base, boca bastante grande y habla un idioma gutural y áspero.
Es generalmente, esquivo, receloso y algo astuto en sus relaciones.
El antropólogo e investigador Brandelier explica que las “chullpas o chulpas” eran los edificios arruinados, parecidos a torrecillas, de piedra o barro, tan comunes en la puna, tal cual los construyeron en épocas remotas.
Los más antiguos vestigios de la arquitectura boliviana se hallan alrededor del lago Titicaca, que los aymaráes consideraban como lugar sagrado. Además de las torrecillas o chulpas, los arqueólogos han encontrado otras construcciones rudimentarias de piedra que llaman pucarás.
Son los pucarás, pequeñas colinas fortificadas por medio de líneas de piedras gruesas dividas en varias zonas concéntricas.
Modernamente se aplica el nombre de chacas a las construcciones situadas en la cumbre de las colinas, consideradas como altares o tumbas donde enterraban a sus muertos, constituidos por varias piedras gruesas verticales tapadas con una o más losas.
Un erudito boliviano J.M. Camacho observó analogías entre los dólmenes y menhires celtas con las chalcas o chacas, mientras que a estas torrecillas aymarés les atribuye un carácter mixto entre las torres de los pelasgos y los hipogeos de los egipcios.
El virrey Francisco de Toledo (siglo XVI) encontró la puna cubierta de chulpas (casa habitación) de piedra y barro con el mismo espacio interior para morada, diseminadas, sin orden, aisladas, sin cohesión general y hostiles entre sí y contra los vecinos de las partes altas.
El aymará consideraba la naturaleza entera como estrechamente ligada al mundo espiritual, y cada objeto que llamaba su atención era para él la forma visible de una divinidad.
En 1629 empezaron los levantamientos contra la conquista española que en un principio había sido bien acogida por su odio a los incas.
En 1780 hubo un alzamiento general pero fueron totalmente sometidos, debido a la extensión cada vez mayor de las comunicaciones.
Bibliografía:
Enciclopedia Universal Ilustrada. Tomo V.
Bertonio, Ludovico: “Arte breve de la lengua aymará”. Roma, 1903.
Sinopsis estadístico geográfica de la República de Bolivia. La Paz 1903.
Aymará. Pasaje. Topografía:
Corre de E. a O. desde el 6900 al 6999 y desde el 7800 al 8000 a la altura de Colombia 700 Bis, Tarragona 700 bis, paralela a Juan José Paso 7800.
Se le impuso ese nombre por D. 4669 del año 1977.
Recuerda la nación indígena de América precolombina, anterior a la formación del Imperio de los Incas, ubicada en la Altiplanicie boliviana.