AVENIDA DE LOS TRABAJADORES

EL 1° de Mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Trabajadores, en homenaje al derecho de todos los hombres y mujeres a un trabajo digno y que les permita sentir respeto por  sí mismos, por sus familias y por la sociedad en la que están insertos.


El  Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales.

 Historia:
En la segunda mitad del siglo XIX, Chicago era la segunda ciudad en número de habitantes de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo.
El rápido avance industrial que se produjo a partir  de entonces  condujo a un rápido crecimiento de la masa trabajadora, lo cual hizo que se produjeran abuso por parte de los empleadores. Esto ameritó  enfrentamientos entre el capital y el trabajo logrando los asalariados agruparse en sindicatos para defender sus derechos y lograr  mejoras laborales.

 

Una de las reivindicaciones básicas exigidas por los trabajadores, era la jornada de 8 horas: “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”.
En ese contexto se produjeron varios movimientos, y  en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas.


Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, “salvo caso de necesidad”. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares.

La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo), inicialmente socialista (algunas fuentes señalan de  origen anarquista).


El 25 de junio de 1868, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas (aunque siempre con cláusulas que permitían aumentarlas  entre 14 y 18 horas).


Aún así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento como “indignarte e irrespetuoso”, “delirio de lunáticos poco patriotas”, y manifestó que era “lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo”.


En noviembre de 1884, en el IV Congreso de la Federación Americana de Trabajadores celebrado en Chicago, se propuso a partir del 1° de mayo de 1886 se obligara al sector patronal estadounidense a respetar una jornada de ocho horas - normalmente trabajaban doce y hasta catorce horas - y  si no, se iría a la huelga.

Esta resolución despertó el interés de las organizaciones, que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro.

 

En 1886 el entonces presidente Andrew Johnson debió promulgar una ley estableciendo las 8 horas de trabajo diarias, pero ésta no se cumplió, por lo que a partir del 1° de mayo de ese año, las organizaciones sindicales  de 350 mil trabajadores paralizaron el país con más de cinco mil huelgas.

El 1° de mayo de 1886 el choque  fue particularmente violento, y al día siguiente intervino la policía para dispersar más de 50.000 manifestantes.

En otra demostración obrera hubo 6 muertos y numerosos heridos. Luego en un mitin que se realizaba en la plaza Haymarket, estalló una bomba que desencadenaría una tragedia generalizada con el saldo de seis agentes muertos primero, 38 obreros después y 115 heridos.


Los dirigentes Albert Parson, August Spies, Adolph Fisher, Louis Lingg y George Engel serían arrestados y condenados a muerte en la horca; mientras Samuel Fielden y Michael Schawab  a cadena perpetua y Oscar Neebe a 15 años de prisión.

 

El 11 de noviembre de 1887, los mártires de Chicago enfrentaron la muerte con dignidad.


Relato de la ejecución por José Martí, corresponsal en Chicago del periódico La Nación de Buenos Aires (Argentina):
...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...

El Crimen de Chicago costó la vida de muchos trabajadores y dirigentes sindicales; no existe un número exacto, pero fueron miles los despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados. La mayoría eran inmigrantes: italianos, españoles, alemanes, irlandeses, rusos, polacos y de otros países eslavos.


En homenaje a ellos, en la actualidad, muchos países del mundo rememoran el Primero de Mayo como el origen del Movimiento Obrero moderno.

 

Bibliografía:

La expuesta en el texto.

 

Avenida de los trabajadores. Topografía:

Corre de E. a O. desde Avenida  Joaquín  Granel hasta Av. Portugal. Ubicada en el parque Alem.

Se le impuso ese nombre por O. 443 del año 1948.

Recuerda el  Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo,  fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial.

 

Relato histórico sobre la celebración del 1° de Mayo de  1890 en Rosario.
 

Diego Veiga en el art. "La primera marcha del Día del Trabajo en Rosario fue liderada por una mujer" del diario La Capital  en su edición del 30 de abril de 2001 nos ilustra:
"La primera marcha que se realizó en Rosario para conmemorar el Día del Trabajador, el 1° de mayo de 1890, fue encabezada por una mujer de naturaleza inquieta y contestataria, supo ponerse al frente de los reclamos sociales y se transformó en uno de los primeros exponentes del movimiento sindical rosarino. Lideró huelgas, pronunció encendidos discursos y no dudó en alzar su voz para denunciar los excesos a los que eran sometidos los obreros de principio del siglo XIX. A raíz de esto fue perseguida y debió marchar al exilio. Se llamaba Virginia Bolten.”


La vida de la Bolten fue ejemplar y trascendente. Actuó entre 1890 y 1907 y asumió un papel plenamente comprometido en la defensa de los derechos del trabajador.


Agrega Veiga: "Las crónicas de la época señalan que la actividad militante de anarquistas y socialistas se concentraba en un bar de la ciudad llamada La Bastilla que ubican en calle Rioja pero no dan referencias concretas. Para Monserrat, el bar "estaba en lo que es hoy el microcentro rosarino. La ciudad era muy chica, así que seguramente La Bastilla habría estado en Rioja y Entre Ríos o Mitre".


Allí se reunía Virginia Bolten a reivindicar leyes protectoras de los trabajadores. Es más, según Grela -  ella mismo viajó a Buenos Aires a buscar copias del manifiesto que había redactado un Comité Obrero Internacional que se reunió para apoyar las proclamas que se lanzaron un año antes, en Francia".


Bolten fue detenida por distribuir "propaganda anarquista" entre los trabajadores de la Refinería, pero un día después estaba encabezando la marcha del 1° de Mayo.


En 1902 fue expulsada del país. Se refugió en Uruguay, pero regresó al poco tiempo. Grela la ubica militando activamente en 1903 en una huelga de choferes de Tranways en Rosario, al tiempo que asegura que en 1904 participó en una protesta de empleados de comercio y tres años después en una "huelga de inquilinos".


Tuvo por fin que exilarse en Montevideo, muy lejos del barrio Refinería donde comenzó su lucha por los atropellos a la dignidad del trabajador.


En 1954, el papa Pío XII (tal vez no comprendiendo la magnitud de los derechos de todos los trabajadores del mundo) declaró el 1° de mayo festividad de San José Obrero, en la Plaza de San Pedro de Roma, como el día de los "obreros católicos, con reivindicaciones sociales y fe” en oposición a los métodos e ideas de organizaciones comunistas, y socialistas de un siglo anterior.