AVELLANEDA, NICOLÁS (1837 –1885

La madre prefirió callar y disimular su gran dolor por el recuerdo de su esposo, Marco Avellaneda, asesinado bárbaramente por un soldado de Oribe, y el de la extraña persona que de noche robó la cabeza de la víctima, clavada en una pica para ocultarla en la tierra.


1840...la familia entonces hubo de emigrar a Bolivia, y según sus propias palabras:  "en la estrecha casa, en la que no hay sitio aparte para los chicos, que viven oyendo las conversaciones de los mayores, mientras los días se van y los años se acumulan y no se piensa sino en la catástrofe que los condujo al destierro".


Con menos rigor que el impuesto por Rosas en Buenos Aires, el gobernador de Tucumán,  permitió el retorno de los exilados antes que terminara la década, y así los Avellaneda volvieron a ocupar la casa natal.


Las dotes que revelaba el adolescente, debieron determinar a Dolores Silva a   afrontar el sacrificio de enviar a Nicolás a estudiar al Colegio de Monserrat en Córdoba.


En el viejo patio provinciano, madre e hijo se despidieron con la sencilla grandeza de los tiempos heroicos.


Nacido en Tucumán el 3 de febrero de 1837, Nicolás  partió al fin en procura de un destino mejor, dejando la tierra de sus afectos y recuerdos para abrirse paso primero por sus estudios secundarios y después en la Universidad porteña, en 1857.


Para la práctica forense ingresó en el bufete del Dr. Roque Pérez, amigo de Sarmiento, adonde inició con éste una estrecha relación., y desde ese sitio  cumpliendo con su deber, Nicolás Avellaneda se preparó juiciosamente para servir a la Patria.


En la gran ciudad, buscó plaza en las redacciones de los diarios, ya que en su provincia había dirigido “El Eco del Norte”, un periódico de corte más bien literario que él mismo fundara.


Se recibió de abogado y allí comenzó su verdadera carrera. En las tertulias de periodistas acaparaba la atención de Sarmiento, Mitre, Alsina, Vélez Sárfield por el fervor y la elegancia con que exponía sus argumentos.


A los treinta y un años y a los tres de su llegada del interior resultó electo diputado de la Legislatura de buenos Aires.


Inspirado por la ley de enfiteusis de Rivadavia y en las Bases de Alberdi escribió “Estudio sobre las leyes de tierras públicas” obra que influyó en el desarrollo económico de la Nación.


Libre de ataduras oficiales, Avellaneda allá por 1873, se dedicó a la campaña electoral, viajando al interior, ganándose adeptos con su palabra y proyecto de país. La visita a Rosario fue un éxito, donde ya había estado siendo ministro, al inaugurar el Colegio Nacional, bautizando a nuestra ciudad como la "Ciudad de la Constitución". En su discurso hace elogio de sus contrincantes políticos Mitre y Alsina e insiste en el propósito de no hablar de sí mismo.   


Su mandato presidencial se extendió entre dos revoluciones, la que Mitre dirigió en 1874 y la que terminó por derrocarlo en 1880, encabezada por Tejedor.


 La ley N°817, de la que se ha dicho que tuvo a Avellaneda como "Padre espiritual", llamada ley de Inmigración y Colonización(1876,) originó el establecimiento de numerosas colonias de inmigrantes, en las distintas provincias del interior, como en Chubut,  La Pampa,  Río Negro y Córdoba entre otras.

 

El Presidente calificó a la educación como "asunto vital". Explicó que "sólo el trabajo inteligente rinde y que sólo una opinión ilustrada puede preservar al pueblo de los engaños y desastres que amenazan a la democracia".


En su último discurso dio suma importancia a los colegios secundarios, y por ley N°758 el Ejecutivo quedaba autorizado para establecer Escuelas Normales en las Provincias. Por ello  fundó en 1879, la Escuela Normal N.1 de Maestras de Rosario, que lleva su nombre.


La clásica palidez de su rostro se acentuó con la fatiga de los años y de regreso de un viaje por Europa, falleció el 25 de noviembre de 1885.


Nos dice el historiador Alberto Padilla: "Para su Presidencia le corresponde la gloria de haber dado cima al avance sobre el desierto - el indio  con sus malones  y el drama de la cautiva pasarán a ser recuerdo- y la de haber establecido la Capital de la Nación en la ciudad de Buenos Aires".

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Bibliografía
González Arrili: “Historia de la Argentina según la biografía de sus hombres y mujeres” Tomo I. Bs.As. 1964.
Yaben, Jacinto: “Bibliografías argentinas y sudamericanas” Tomo I.
Padilla Alberto :" Presidencia de Avellaneda" en Historia de Levillier. Tomo IV. Bs. As. 1968.

Bibliografia:
 Padilla Alberto: Presidencia Avellaneda (1874-1880) en Historia de Levillier.
Pág. 1925 y sig.Ed. plaza & Janés. Bs. As. 1968.

Avellaneda. Viaducto. Topografía:
Construcción en hormigón pretensado que salva el cruce del Bulevar Avellaneda sobre vías y otras instalaciones ferroviarias. Facilita la comunicación entre la zona norte y centre de la ciudad.
Fue construido por acuerdo celebrado el 15 de diciembre de 1967 entre la Municipalidad, Ferrocarriles Argentinos y el gobierno provincial.
La longitud total  de la obra, desde la Avenida Alberdi a la calle Santa Fe es de 1220 m.
El viaducto fue habilitado en 1972.

Avellaneda. Boulevard. Topografía:


Corre de N a S, dividido en dos tramos por las playas de maniobras del ex Ferrocarril Mitre.  El tramo inicial comienza en la avenida Génova y calle Tuella, frente al Paraná y cruza en dirección S los barrios L. de la Torre, Las Malvinas y Talleres, hasta el pasaje Ronchi, donde su trazado por viaducto, continua el segundo tramo, en la calle Bordabehere, desde donde sigue entre las calles Lavalle y Río de Janeiro hasta terminar en la calle Garibaldi.


En este segundo tramo pasa por los barrios Avellaneda, Escalda de San Martín (Echesortu) Bella Vista, San Francisquito y Alvear.


Se le impuso el nombre de Avellaneda por decrete D.E. del 21 de mayo de 1889, la designación por Ord. 3 del año 1905.

Recuerda al Presidente de la República Nicolás Avellaneda en el período 1874 a 1880.

 

NOTA INFORMATIVA PARA LOS ARGENTINOS:

La Ley Avellaneda: Colonización e inmigración

La "Ley de Colonización" o "Ley Avellaneda" fue sancionada en 1876 sobre un proyecto del presidente Nicolás A. Avellaneda, reglamentó la ocupación y la propiación del suelo por casi 60 años.

La misma autorizaba sistemas de Colonización (entre ellos la conolización por empresarios privados amparados por el Estado y fijaba el tamaño mínimo y máximo de las parcelas de tierras públicas por venderse de 25 a 400 hectáreas, así como la extensión de 40.000 hectáreas de las colonias, como la cantidad de familias por instalarse.