ARISTÓTELES

Consagrado filósofo nacido en el 384 antes de Cristo, en Estagira, pueblo del norte de Macedonia. Su padre era médico y acompañaba al rey Amintas a cazar jabalíes y cabras  salvajes en esas comarcas y cuando Aristóteles  llegó a la adolescencia también pudo participar de esas excursiones cinegéticas demostrando dotes de inteligencia, destreza y dinamismo, a tal punto que el rey  lo convocó para hacerlo miembro de su corte en Atenas.


Algunos historiadores dicen que Aristóteles estaba ya a los dieciocho años en Atenas, bajo la tutela de Platón.


En los veinte años que permaneció a su lado, no sólo estudio Filosofía sino también: Astronomía, Historia Natural, Medicina, Literatura y mucho más hasta el punto de ser considerado durante su juventud, como el hombre más sabio de su tiempo, de modo que, al morir Platón, se convirtió en su natural sucesor, pero su calidad de extranjero y su carácter independiente motivaron la oposición de algunos y el filósofo debió abandonar Atenas.


Cuando Filipo  llegó a rey de Macedonia, le encomendó la educación de su hijo Alejandro, que entonces tenía 13 años.


Según Plutarco “el gran guerrero Alejandro había recibido de Aristóteles, el arte de vivir, la vida es un don de la naturaleza pero la vida bella es un don de la sabiduría”  El discípulo llegó a respetar a su maestro más que a su propio padre, le enviaba parte del botín de sus campañas: materiales de estudio.


Culminada la preparación de Alejandro, Aristóteles se dirigió a Atenas para fundar una escuela.


La escuela de Aristóteles prosperó durante los 13 años del reinado de Alejandro Magno, pero tan pronto llegaron las nuevas de la muerte del conquistador, arreció la persecución contra los que había mostrado simpatías por el macedonio y Aristóteles, tuvo que refugiarse en Calcis donde murió.


Encabeza hoy la colección de su producción un grupo de seis escritos cortos titulados: Categorías, Interpretaciones, Primera Analítica, Tópicos y Falacias. Forman las seis un tratado de Lógica que se bautizó con el nombre de Organon, que trata de averiguar como pensamos.


Su saber abarcó todos los conocimientos: metafísica, ética, retórica, política, física, historia natural, psicología, fisiología y en cada una de estas ramas del conocimiento humano se basó en el estudio paciente de los hechos.
Aristóteles distinguió varios niveles o grados de conocimiento.


 El conocimiento sensible deriva directamente de la sensación y es un tipo de conocimiento inmediato y fugaz, desapareciendo con la sensación que lo ha generado. El conocimiento sensible es propio de los animales inferiores. En los animales superiores, sin embargo, al mezclarse con la memoria sensitiva y con la imaginación puede dar lugar a un tipo de conocimiento más persistente.


Ese proceso tiene lugar en el hombre, generando la experiencia como resultado de la actividad de la memoria, una forma de conocimiento que, sin que le permita a los hombres conocer el porqué y la causa de los objetos conocidos, les permite, sin embargo, saber que existen, es decir, la experiencia consiste en el conocimiento de las cosas particulares:

... ninguna de las acciones sensibles constituye a nuestros ojos el verdadero saber, bien que sean el fundamento del conocimiento de las cosas particulares; pero no nos dicen el porqué de nada; por ejemplo, nos hacen ver que el fuego es caliente, pero sólo que es caliente. (Aristóteles, Metafísica, libro 1,1).


El nivel más elevado de conocimiento vendría representado por la actividad del entendimiento, que nos permitiría conocer el porqué y la causa de los objetos; este saber ha de surgir necesariamente de la experiencia, pero en la medida en que es capaz de explicar la causa de lo que existe se constituye en el verdadero conocimiento:

Por consiguiente, como acabamos de decir, el hombre de experiencia parece ser más sabio que el que sólo tiene conocimientos sensibles, cualesquiera que ellos sean: el hombre de arte lo es más que el hombre de experiencia; el operario es sobrepujado por el director del trabajo, y la especulación es superior a la práctica.(Aristóteles, Metafísica, libro 1,1).


El conocimiento sensible es, pues, el punto de partida de todo conocimiento, que culmina en el saber.


Y Aristóteles distingue en la Metafísica tres tipos de saber: el saber productivo, el saber práctico y el saber contemplativo o teórico. En la Ética a Nicómaco volverá presentarnos esta división del saber, en relación con el análisis de las virtudes dianoéticas, las virtudes propias del pensamiento discursivo (diánoia). El saber productivo (episteme poietiké) que es el que tiene por objeto la producción o fabricación, el saber técnico. El saber práctico (episteme praktiké) remite a la capacidad de ordenar racionalmente la conducta, tanto pública como privada. El saber contemplativo (episteme theoretiké) no responde a ningún tipo Dibujo coloreado de una de las cariátides del Erecteion.


El punto de partida del conocimiento lo constituyen, pues, la sensación y la experiencia, que nos pone en contacto con la realidad de las sustancias concretas. Pero el verdadero conocimiento es obra del entendimiento y consiste en el conocimiento de las sustancias por sus causas y principios, entre las que se encuentra la causa formal, la esencia.


Al igual que para Platón, para Aristóteles conocer, propiamente hablando, suponía estar en condiciones de dar cuenta de la esencia del objeto conocido. De ahí que el conocimiento lo sea propiamente de lo universal, de la forma (o de la Idea).


Pero para Aristóteles la forma se encuentra en la sustancia, no es una entidad subsistente, por lo que es absolutamente necesario, para poder captar la forma, haber captado previamente, a través de la sensibilidad, la sustancia.

El entendimiento no puede entrar en contacto directamente con la forma; cuando el hombre nace no dispone de ningún contenido mental, por lo que entendimiento no tiene nada hacia lo que dirigirse: es a través de la experiencia como se va nutriendo el entendimiento de sus objetos de conocimiento, a través de un proceso en el que intervienen la sensibilidad, la memoria y la imaginación.


Mediante la acción de los sentidos, en efecto, captamos la realidad de una sustancia, de la que, mediante la imaginación, elaboramos una imagen sensible, es decir, una imagen que contiene los elementos materiales y sensibles de la sustancia, pero también los formales.


Es sobre esta imagen sobre la que actúa el entendimiento, separando en ella lo que hay de material de lo formal. Aristóteles distingue dos tipos de entendimiento, el agente y el paciente; el entendimiento recibe, entra en contacto con, la imagen sensible; el entendimiento agente realiza propiamente la separación de la forma y la materia, quedándose con el elemento formal que expresa a través de un concepto en el que se manifiestan, por lo tanto, las características esenciales del objeto.

Las diferencias son, pues, considerables con Platón, tanto respecto al valor atribuido al conocimiento sensible, como respecto a la actividad misma del entendimiento que ha de ser necesariamente discursivo, siendo imposible llegar a conocer los universales a no ser mediante la inducción; además, Aristóteles rechazó explícitamente el innatismo del conocimiento, y nos lo presentó como el resultado del aprendizaje, es decir, por la coordinación racional de los elementos procedentes de la sensación, a través de la experiencia. Coincidieron , sin embargo, en la consideración de que el verdadero conocimiento ha de serlo de lo universal, y no de los objetos singulares.

 

Bibliografía:
Universitas: Enciclopedia Cultural Salvat Editores, Barcelona, Tomos I, II, VI y VII. Bs. As. 1959.

Aristóteles. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. desde el 200 bis al 299 bis, desde la Calle Vélez Sarsfield a Junín.
Carece de designación oficial.
Recuerda al filósofo griego (384-322 a.C), discípulo y sucesor de Platón,  fundador de las bases de la ciencia experimental lógica.