ARISTÓBULO
DEL VALLE (1845 – 1896)
Miguel Cané en “Vidas ejemplares de Alberto Castel” pinta a Del Valle así: “Nació pobre y sin alcurnia, con su esfuerzo cultivó su espíritu hasta darle, en materia de arte, el refinamiento más exquisito que, en medios más propicios, sólo alcanzan los privilegiados. Fue una gloria del parlamento argentino, sirvió a la patria con su brazo, con su cabeza, con su alma entera, y en los campos de batalla, en las luchas políticas y en la labor intelectual, usó siempre honestamente de las facultades extraordinarias con que la naturaleza le había dotado”.
Nació en Dolores, pueblo de Buenos Aires en 1845 en plena era rosista que enrojeció su tierra con la sangre de los hijos que osaban levantar sus voces de liberación.
Dice González Arrili: “Mimado por sus compañeros de juventud, admirado por sus contemporáneos, respetado por sus adversarios, es tarea fácil hallar elogiosas apreciaciones de su personalidad y actuación. Pocas figuras transitoriamente movidas en un escenario reducido como el de la política nacional adquirieron mayor volumen y más deslumbrante lucimiento”.
Lo
recordaban sus discípulos en el único curso que dictara en la facultad de
Derecho, por su tono de comunicarse, bajo, íntimo, más apropiado para la
conversación que para la oratoria, poseía el fecundo optimismo del conductor,
que cree con convicción para poder
convencer.
Diputado
nacional en 1870, diputado provincial cuatro años más tarde, y senador en el
76, siempre su figura robusta, de estatura mediana, una cabeza magnífica, el
cabello canoso le daban el aspecto de un personaje romano ocupando una silla en
el Senado.
El
grupo que formaba Del Valle recibía las descargas recibidas
de aquel empuje emancipador de Mariano Moreno, las ideas progresistas
de Belgrano, las inaprovechadas videncias de Rivadavia, el optimista
tenaz, y las lecciones de civismo contagiadas por Sarmiento
que lo proveyeron de anticipadas ideas de grandeza
De
descollante actuación en la revolución del 90 desde su banca, sería el hombre
más definido, dentro de aquel proceso desgraciado del movimiento.
Compartió esa revolución con
Alem, los éxitos de la preparación
y los fracasos resultantes, pero cuando los antialemnistas hablarían después
de aquellas jornadas, los laureles
fueron para Del Valle mientras los crespones para Alem, pero nunca después
dejaría de manifestarse a favor del líder radical.
Gran ciudadano, servidor fiel de las instituciones, fue un demócrata fervoroso, detestando el doble juego de la oligarquía y la demagogia que ejercía el unicato.
Su
estudio de abogado fue logia de conspiraciones sin que la policía se enterara
de quienes concurrían: viejos alsinistas y pertinaces mitristas, enriquecidos
comerciantes, católicos y escépticos, coincidiendo en algún momento con los
ideales cívicos de Alem, caudillo romántico desambientado. Más el factor aglutinante
de esos grupos dispares sería planteado por Del Valle: “la sumisión sin esperanzas
al régimen de Juárez Celman o una nueva revolución”.
Aristóbulo
del Valle murió joven – 1896 – manteniendo aquel don de simpatía con que
le galardonaran los dioses al nacer. Salieron sus amigos a repetir los
emocionados elogios y alabanzas con tan cálida afectuosidad que sucesivas
generaciones de argentinos continuaron admirándolo
hasta llevarlo a las dimensiones crecidas de un mito partidario.
- expresa González Arrili.
Lo
más valedero de su vida fue, sin duda su contribución al cumplimiento de la
primera etapa de democratización de las instituciones, en procura del
cumplimiento de la ley y de la libertad.
Bibliografía:
La
expuesta en el texto.
Del
Valle Aristóbulo. Avenida. Topografía:
Corre
de E. a O. como prolongación de la calle Rivadavia , desde la calle Rodríguez a la de Riccheri,
al sur de la estación Rosario Norte e instalaciones del F.F.C.C.Mitre.
Aristóbulo del Valle 2734.
En la actualidad funciona, la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario.
Se
le impuso el nombre de Sarmiento
por Ord.3 del año 1905.Al año siguiente por ord. 28
el que lleva actualmente.
Primitivamente
se conoció por Avda. Sunchales.
Recuerda
al tribuno Aristóbulo del Valle (1845 – 1896) uno de los dirigentes de
la revolución radical de 1890.