En 1588 llegaron a Asunción del Paraguay, los tres primeros sacerdotes jesuitas, quienes recorrieron la zona del Guayrá tratando de evangelizar a los indígenas.
Cinco años después arribó desde Tucumán y el Perú, un nuevo contingente de sacerdotes de la orden de San Ignacio.
Junto con la tarea de cristianizar a los nativos, atendieron las necesidades de hispánicos y criollos, y al parecer encontraron que las circunstancias eran propicias para desarrollar una nueva forma de evangelización.
García Hamilton expresa: “La escritora argentina Lucía Gálvez (nieta del novelista Manuel Gálvez) acaba de publicar “Guaraníes y jesuitas”, libro que pretende echar nuevas luces sobre el tema partiendo de la base de que este experimento misional fue un verdadero encuentro entre dos culturas místicas: la de los aborígenes, cazadores y seminómades, que querían llegar a una tierra sin mal donde habitaban sus dioses, y la los jesuitas, que pretendían llegar al paraíso arrastrando a los naturales.”
En 1605, el Padre general de la compañía fundaba la provincia jesuítica del Paraguay, y Hernandarias, gobernador del Río de la Plata, con jurisdicción en el área litoral, ordenaba la creación de reducciones de indios en las partes y lugares más cómodos que hubiera y así deberán cumplirlo los encomenderos.
Al comenzar la conquista, los españoles al advertir que no había oro en estas regiones de América, decidieron establecerse y obtener su riqueza de la tierra. Para ello necesitaban mano de obra de los indios e impusieron el sistema de encomiendas.
Las misiones jesuíticas lograron terminar con esta explotación de los nativos, si bien en las reducciones el trabajo también era obligatorio, se realizaba por turnos en producciones agrícolas comunales.
Los sacerdotes les permitían conservar su lengua y sus costumbres. Se le daba instrucción a los jóvenes, recibían clases de escritura y lectura, y eran orientados en la música y el canto. Muchísimos fueron iniciados en las artesanías.
Carpinteros y ebanistas se destacaron por sus trabajos en tallas artísticas religiosas, mientras los herreros desenvolvían la metalurgia con maestría.
La pacífica integración en las misiones atrajo la codiciosa atención de los “ bandeirantes” portugueses, quienes atacaban las reducciones para capturar indios que vendían como esclavos.
Las reducciones de Guayrá y Itatin fueron abandonadas. Los jesuitas junto con los guaraníes, emigraron hacia el sur.
En 1633, el Padre Alfaro fundó, en un pasaje de las sierras de Tape, en el margen oriental del río Uruguay, una reducción que denominó Reducción de la Natividad, que hacia 1638, la reducción se trasladó al margen occidental, donde hoy se halla la ciudad de Apóstoles, en la provincia argentina de Misiones, que bautizaron con el nombre de Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo.
En 1750, se firmó el Tratado de la Permuta, por el cual España entregaría a Portugal siete pueblos de las Misiones, a cambio de la Colonia del Sacramento.
Los indígenas fueron obligados a dejar sus tierras, donde se habían afincado durante un siglo. Hecho que los sublevó contra el rey y los sacerdotes optaron por apoyarlos.
Carlos III por su insubordinación a España suspendió la ejecución del tratado, pero en 1767 expulsó de todo su reino a los jesuitas, acusándolos de conspiración.
Los indígenas, al alejarse los religiosos abandonaron las reducciones y se dispersaron a la deriva por todo el territorio.
Apóstoles, que contaba con más de 2000 habitantes, quedó semidesierta.
Posteriormente, con el correr del tiempo, poco a poco, fueron avecindándose en ese paraje, agricultores y ganaderos españoles que volvieron a dar vida a la población, base de la actual ciudad misionera.
En la actualidad, Apóstoles es una ciudad argentina, cabecera del departamento de Apóstoles en el sur de la provincia de Misiones. La localidad tuvo su mayor auge con la llegada de la estación del Ferrocarril Nacional General Urquiza, que une Buenos Aires y Posadas, que desplazó el eje económico de las comunicaciones provinciales al extremo oeste. El apeadero —situado a 5 kilómetros de la localidad— formó a su alrededor un núcleo separado ediliciamente de Apóstoles, pero considerado como un barrio más de esta localidad: Estación Apóstoles. Actualmente es base operativa de medios aéreos del Plan Nacional de Manejo del Fuego.
Su principal vía de acceso es la ruta Provincial 1 (asfaltada), que la comunica al norte con San José (donde se convierte en la ruta Nacional 105) y Posadas, y al sur con Azara. También es vital la ruta Provincial 10, asfaltada, que la comunica al este con Concepción de la Sierra, y al oeste con Estación Apóstoles y Colonia Liebig. Otros accesos —terrados— son la ruta Provincial 202 que la conecta con Tres Capones y la ruta Provincial 201, que tras empalmar con la Ruta Provincial 3 la lleva hasta Cerro Azul.
Se encuentra en la altiplanicie de Apóstoles, que forma parte de la meseta misionera, a solo 5 km del límite con la provincia de Corrientes.
El municipio registra en el 2010 una población de 42.457 habitantes, divididos en 21.442 mujeres y 21.015 hombres, tuvo un crecimiento del 63% respecto al ultimo censo del año 2001 que tenía una población de 26.858 habitantes. (dato registrado en la página de la Municipalidad de Apóstoles Misiones http://www.apostoles.gov.ar/).En el ranking provincial ocupa el 5º lugar entre las áreas urbanas y el 6º entre los municipios.
La superficie del municipio es de 316 km².
Bibliografía:
Romay F: “Ciudades y pueblos fundados hasta 1810.” Cap. XXIX.
Tomo III. Historia Argentina de Levillier.
Gandía E:“Los bandeirantes paulistas y las misiones jesuíticas”
Apóstoles. Pasaje. Topografía:
Corre de E. a O. entre las calles Valentín Gómez y Leopoldo Lugones, paralelo a la calle Goyena en el barrio Celedonio Escalada.
Se le impuso este nombre por D. 4663 del 16-09-77.
Recuerda la población Apóstoles, dentro de las misiones jesuíticas.