El 31 de octubre de 1882, una multitud acongojada se volcaba en las calles de Buenos Aires para acompañar el féretro del poeta civil más grande de los argentinos: había muerto Olegario Víctor Andrade.
Día de dolor, tanto para las letras argentinas, como para los hombres del pueblo en general que supieron comprender la intensa luz de su espíritu como la grandiosidad de sus conceptos.
Andrade nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Fue pariente cercano del doctor Vera y Pintado, hombre de Mayo y autor del himno de Chile. Olegario V. Andrade nació el 6 de marzo de 1839.
Aunque existen discrepancias sobre el lugar donde se produjo el mismo, el acta de su nacimiento (1) y otros datos coinciden en que nació en Alegrete, Departamento de Río Grande del Sur, Brasil.
Sus padres fueron Mariano de Andrade, santafecino, quien ejercía como juez de paz, y Marta Burgos, entrerriana.
A causa de diferencias políticas entre su padre y el gobierno, debieron abandonar la Argentina rumbo al Brasil, donde nació él, el mayor de tres hermanos.
Poco después de haber nacido, regresan a la Argentina, donde se afincan en Gualeguaychú, ciudad donde transcurriría toda su infancia y juventud. A la edad de ocho años queda huérfano de padre y madre se hizo cargo de sus dos hermanos menores, Wenceslao y Ursula, siguiendo igualmente con sus estudios.
Su provincia poblada de selvas vírgenes y dotada de una historia de combates entre los gauchos de Artigas y los montoneros de Ramírez, fueron las imágenes que captaron sus ojos infantiles.
Desde muy temprano se ponen de manifiesto las dotes de su espíritu.
El 9 de julio de 1848 tuvo lugar una solemne fiesta en la escuela primaria de Gualeguaychú, recordando las efemérides patrias y sobresaldría el niño Andrade en tal forma entre los numerosos alumnos, (contando apenas con nueve años) que el coronel Rosendo María Fraga, asistente al acto y deslumbrado por las dotes para la literatura, no pudo menos que dirigirle una carta al general Urquiza, quien dispondrá de inmediato velar por la continuación de sus estudios.
La respuesta no se hizo esperar, pues a los pocos días Urquiza escribía a su vez a Fraga pidiéndole le avisara cuando Olegario Víctor estuviera en condiciones de completar su primera educación, a fin de hacerlo seguir estudios superiores por cuenta del Estado.
Estudió en el Colegio del Uruguay, de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde se mostró dotado para la literatura y la polémica.
Sería compañero en el Colegio del Uruguay de grandes figuras que llegarían a destacarse en la vida política nacional: Onésimo Leguizamón, Julio Argentino Roca, Victorino de la Plaza, Benjamín Basualdo y Eduardo Wilde entre otros.
Con el correr de los tiempos y bajo la ayuda de Urquiza, ingresó el poeta al célebre e histórico Colegio del Uruguay fundado por aquél y no olvidó jamás a su benefactor: vemos así cuando tuvo 16 años puso esta estrofa en su composición poética titulada "El nueve de agosto".
En 1856, el Gral. Urquiza, quiso enviarlo a estudiar a Europa, agregado a la Delegación Argentina que Alberdi ejercía en Londres y París, pero Olegario Víctor Andrade se casaría muy tempranamente, a la edad de 18 años, con doña Eloísa González, quien siempre no desdeñó el dinero pero tampoco la gloria de su marido, como imprescindible salvoconducto para trasladar sus cinco hijos desde la niñez desvalida hasta la adultez considerablemente próspera.
Al principio Olegario Andrade se vio forzado a trasladarse de periódico en periódico y de cargo en cargo, en procura de un nombre para sí mismo y un bienestar para los suyos.
En 1857 colaboró con el diario El Mercantil, publicando sus primeros versos y demostró de inmediato su talento y lo altivo de sus conceptos, pasando a ser redactor principal del periódico, hasta trasladarse a Buenos Aires, donde encontraría la prensa dividida, por un lado los separatistas con Sarmiento y Mitre a la cabeza, predicando el aislamiento de la provincia y por el otro los federales, amigos de la unión nacional que tenían un defensor en Nicolás Calvo y su diario Reforma Pacífica , en cuyas columnas Andrade escribió varios artículos en enero de 1868, que le valieron su reputación futura de escritor y polemista.
En 1860 el Dr. Santiago Derqui al asumir la presidencia de la Nación. lo designó su secretario privado, más sería Avellaneda quien le abriría las puertas de Buenos aires, donde el poeta encontraría primero un puesto importante en el diario de los hermanos Varela , llegando después a fundar el propio: ¡La Tribuna Nacional”.
Guardaba en su interior un luto cerrado por la muerte de su hija, pero conservaba el porte romano de su retrato de bodas, entonces dignificado por un aura otoñal, entonces decidió después de Pavón regresar a su tierra natal donde daría rienda suelta a su música interior de poeta, capaz de escalar los más altos niveles de talento, cantando la gloria de San Martín y el Cruce de los Andes.
En “Nido de Cóndores” elevó su inspiración hasta los cielos de la cordillera, representando al cóndor con inviolable señorío como vigía del avance del Libertador.
Bibliografía:
Pelliza M: “ Glorias argentinas”. Bs. As. 1927.
Lassaga Calixto: “Libro de oro en el 90 aniversario de su nacimiento 1857- 1947”. Rosario.1948.
Borques Juan Carlos: ”Ensayos históricos sobre el periodismo en Gualeguaychú". Obra que escribió siendo cura teniente de la Iglesia Catedral de Rosario en 1919.
Andrade. Calle. Topografía:
Corre de E. a O. desde Abanderado Grandoli a Callao. Desde 200 bis al 200; desde 500 a 1400 y desde 1800 a 2700.
Atraviesa los barrios Echeverría; Las Heras, Tiro Suizo y Mercedes de San Martín.
Se le impuso ese nombre por O. 4670 del 16 de septiembre 1977.
Recuerda al poeta Olegario Víctor Andrade (1841 – 1882) cuyo nombre se destaca en la historia de las letras argentinas y de América.