AMEGHINO FLORENTINO (1853 – 1911)

Nos ilustra González Arrili: "Difícil explicar la aparición de este hombre genial en un ambiente tan impropio como el bonaerense de su niñez y su juventud. Nació en una aldea creada alrededor de una imagen: Luján, el 18 de setiembre de 1853"


Puede decirse que el país recién salía del gobierno rosista entrando, no sin dificultades y cruentas luchas en la etapa constitucional.


Hasta entonces había carecido, de objetivos científicos  los que recién surgirían entre 1870 y 1880.


Sus padres, inmigrantes genoveses, con escasa cultura, no podían  darle educación especial ni facilitarle instrucción que sobrepasara la elemental en años en que el analfabetismo llevaba las cifras del censo a las alturas asustadoras.


Sólo descubriría el universo en los largos paseos con su padre por las orillas del río Luján.


Quizás el interés por el río estuviera alimentado por el comentario de los mayores,  "En 1787 un  fraile dominico Manuel Torres había logrado desenterrar un esqueleto completo de un animal desconocido". Las barrancas habían comenzado a mostrar la extraordinaria riqueza paleontológica de la región.


Otro recuerdo popular sería cuando el doctor Muñiz de 1828 a 1848 había sacado a luz muchísimos fósiles sepultados en las barrancas de ese río reuniendo un material apreciable.


Carlos D´Aste un maestro primario sería el artífice de su cultura a nivel secundario, llevándolo consigo a  Buenos Aires e inscribiéndolo en la Escuela Normal de Preceptores, de donde egresaría dos años después.


En 1886, Francisco P. Moreno lo nombró vicedirector y secretario del Museo de La Plata, asignándole la sección de Paleontología, que Ameghino enriqueció con su propia colección (que vendió al estado provincial). Pero fue poco el tiempo en que estos dos científicos trabajaron juntos.


Ese título de preceptor fue el único que ostentó Ameghino, fuera de los honorarios que cosecharía mucho después.


Lo cierto es que pasó su  adolescencia devorando libros científicos de la biblioteca de la Escuela Normal  donde se formó, iniciando  más tarde en Mercedes lecturas más ordenadas e investigaciones sistemáticas.


En sus apuntes autobiográficos cuenta que  “inició el estudio de los terrenos de la pampa haciendo numerosas colecciones de fósiles e investigaciones geológicas y paleontológicas, que demostraron la existencia del hombre fósil en la Argentina.”


Para sus trabajos científicos siempre contó con el apoyo de su hermano menor Carlos, y para financiarlos solo disponía de los escasos fondos obtenidos de su librería situada en la ciudad de La Plata.


Fue también maestro de escuela y llegó a ser director del Colegio Municipal de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires. Fue profesor de zoología en la Universidad de Córdoba.


Según José Babini, en Historia Argentina  de Levillier: “En 1875 envió Ameghino a la joven Sociedad Científica Argentina,  junto con siete cajones  de fósiles - fruto de sus continuadas búsquedas -  un trabajo titulado: "El hombre cuaternario en la Pampa" y tres años después partiría  a Europa con su ya numerosa colección, donde  permaneció publicando en colaboración con el naturalista francés Paul Gervais, “Los mamíferos fósiles en la América meridional” (1880).


Poco después aparecería una de sus obras más importantes “La antigüedad del hombre en el Plata” (1880-81).


 Al regresar consideró el momento propicio, pues la reciente capitalización de Buenos Aires traería consigo la posibilidad de nacionalizaciones de institutos provinciales y la creación de otros nacionales.


En efecto se nacionalizó el Museo Público y el Museo del Perito Moreno fue trasladado a la Plata: desvaneciéndose así  el Museo de Fósiles con que soñaba Ameghino.


Entonces seguramente habrá asombrado  bastante a los porteños  el nombre de una nueva librería “El Glyptodón”. Librería donde Ameghino continuaría estudiando "entre la venta de cuatro reales de plumas y un peso de papel".


Por entonces su libro aparecido por 1884 y costeado por Estanislao Zeballos: "Filogenia: Principios de la clasificación transformista basado sobre leyes naturales y proporciones matemáticas" le abriría las puertas de la universidad.


La Universidad de Córdoba lo nombró profesor  de zoología y  le otorgó el doctorado Honoris Causa.


En 1889 llenó solo él, el tomo VII de las Actas de la Academia de Córdoba son su monumental “Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina". La Exposición de París de ese año premiaría esa obra con medalla de oro.


La Guerra de los huesos


El Director del Museo de La Plata, Francisco Pascasio Moreno, contrató en 1886 a Florentino Ameghino como Secretario Subdirector del Museo de La Plata y a su hermano menor Carlos Ameghino como naturalista de campo y Ayudante Preparador de Paleontología. Hacia 1887, tras exitosas expediciones de Carlos al río Santa Cruz que Florentino convirtió en la publicación de 122 nuevas especies, las ya arruinadas relaciones con Moreno terminaron en la expulsión de los hermanos del Museo de La Plata y la prohibición de ingreso a la institución.


En los años siguientes las colectas continuaron con distintos colaboradores por ambos lados, pero en general, las libretas de campo contenían anotaciones con datos de localidades falsas o alterados de modo de evitar que dieran información a un eventual integrante del equipo rival.


Entonces regresó otra vez a Buenos Aires, donde en 1902 sería designado profesor de Mineralogía y geología de la Universidad y director del Museo a cuyo frente estuvo hasta su muerte, acaecida en 1911.


Finalmente, entre 1907 y 1911, volvió Ameghino a su primitiva dedicación: el hombre fósil, las descripciones de los primeros habitantes, sus industrias y culturas.


Impresiona el volumen que alcanzaron sus publicaciones en los 57 años que vivió. En una recopilación, publicada como Obras Completas, se cuentan 24 volúmenes de entre 700 y 800 páginas cada uno, que contienen clasificaciones, estudios, comparaciones y descripciones de más de 9000 animales extintos, muchos de ellos descubiertos por él. Tal importante era este catálogo en relación con la cantidad total de mamíferos extinguidos conocidos en el mundo entero, que científicos de América y Europa viajaban a la Argentina a conocer la colección de Ameghino, escépticos y curiosos, para rendirse por fin, ante la evidencia de la verdad y el genio del naturalista.


Sus descubrimientos lo incluyeron en el mundo, le dieron identidad y pertenencia. Le dieron una historia.

 

Bibliografía:
Mercante V. y Ambrosetti J.B: "Vida y obra del Dr. Florentino Ameghino."
Ambrosetti J.B: “Doctor Florentino Ameghino.”
Piccirilli R., Romay F y Gianello L: “Diccionario Histórico Argentino.” Tomo I. Pág. 195 y sig.

Ameghino.  Cortada. Topografía:
Corre de E. a O. desde 0 Bis a 1700 y desde 3100 a 3650, a la altura de San Martín 4200, Ayacucho 4200, Italia 4200 y Crespo 4200.
Se le impuso ese nombre por O. 40 de 1926.
Recuerda a F. Ameghino, naturalista que se destacó como un gran hombre de ciencia de proyección universal. Estudioso infatigable con una voluntad y disciplina férrea. Por esfuerzo propio, sin profesores, sin compañeros y sin recursos económicos trabajó tesoneramente en  trabajos de investigación  de paleontología y antropología.