El asentamiento de los calchaquíes reducidos, dio relativa seguridad a la zona donde se encontraban radicados, en las inmediaciones del deslinde de las propiedades de Francisca y Juana, hijas del primer poblador de lo que es Rosario, lo que atrajo a otras familias.
A comienzos de 1730, Tomás de Lencina, cacique de los calchaquíes instalados en sus tolderías, pidió al Gobernador del Río de la Plata, don Bruno de Zavala, la creación de una reducción en el lugar que ocupaban.
No se le concedió lo pedido y se le ordenó marcharse al Paso del Carcarañá, más el 15 de abril de 1730, solicitó al Cabildo Eclesiástico de Santa Fe, la creación de nuevos curatos, entre ellos el del Pago de los Arroyos (espacio que sería el germen de nuestra ciudad).
Petición que fue concedida el 23 de octubre de ese año y en 1731 se designó el primer párroco.
Era el padre Alzugaray un sacerdote joven, ilustrado y virtuoso, lleno de méritos y vinculado por lazos familiares al Pago de los Arroyos.
Nacido en Santa Fe el 11 de abril de 1700, su padre, el capitán don Ambrosio de Alzugaray, había muerto heroicamente defendiendo a los pobladores contra la invasión de los indios abipones en uno de los frecuentes ataques a la ciudad.
Su madre, doña Bartolina Gómez Recio, nieta del primer poblador de Rosario, el capitán Luis Romero de Pineda, practicaba un catolicismo a ultranza, por lo que decidiría enviarlo a Chuquisaca, a fin de que se ordenase sacerdote.
Sus trabajos apostólicos fueron duros considerando que Rosario era una aldea aglutinada alrededor de la capilla de la Concepción, oratorio familiar que había erigido su tío Domingo Gómez Recio - en el Saladillo.
En sus funciones de cura teniente deslumbraría tanto por su abnegación en difundir la fe cristiana como su arrojo en la lucha contra el indio, puesto que a pesar de su investidura no dudó al igual que su padre, en salir al llano a caballo, con armaduras y arcabuces arrostrando toda clase de peligros.
Los indios instalados en el Salado pretendían ser dueños de una imagen que les había sido donada en el siglo XVII por el sargento mayor Ignacio Arias Montiel al cacique Tomás de Lencinas en su reducción de San Antonio en la Capilla del Salado, hasta que fueron dispersados por tribus enemigas.
Así lo relataría él mismo: “además de q. en corredurías y emboscadas, que se han hecho al oposito del enemigo abipón, q. imbade aquella ciudad y su jurisdicción, e salido de capellán voluntario sin reparo de temporales y de todas aquellas inclemencias que ofresen el tiempo, la ocasión y la campaña, llevando a mis expensas cavalgaduras, armas y demás necesario” .
La imagen puesta a salvo de los depredadores a medida que aquéllos avanzaban, quedó finalmente depositada en la iglesia matriz de Santa Fe, hasta que, los miembros del Cabildo de Santa Fe reconociendo los méritos del padre Alzugaray y venciendo la tenaz oposición del clero santafesino a la creación de la parroquia del Rosario; al lograrse su creación en 1730 por disposición del Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires, dicha imagen con sus vestidos y alhajas le fue entregada al padre Alzugaray al año siguiente.
Se diría: “la virtud del Mtro. Dr. Ambrosio de Alzugaray es notoria y exemplar y por consiguiente la suabidad de su escogida naturaleza con la q. tiene granjeadas todas las voluntades de todos los vecinos y moradores... y finalmente en todo es sumamente cumplido y amable y eficaz y zeloso de la honra de Dios Nuestro Señor”; se hace necesario proveer a la humilde capilla- oportunamente hecha construir por el Capitán Domingo Gómez Recio – de los ornamentos, alhajas, vasos sagrados e imágenes que hacen el rito, por lo que el Mtro. González Bautista, cura propio de la Matriz de Santa Fe acepta se entregue al Padre Alzugaray la imagen del Rosario del Salado Grande.
Santa Imagen de estatura de tres cuartos con su corona de plata, vestida de raso verde, labrada a flores, pollera y jubón, manto colorado de raso liso con guarnición de plata”. Por otra resolución se concedió al cura párroco, el derecho de sepulturas y cera de los mortuorios, cobrando veinte pesos el entierro de los mayores y seis el de los párvulos.
Al fallecer su madre la enterró en la Iglesia parroquial del Rosario, según consta en los libros de la flamante capilla, con fecha 31 de julio de 1733.
Expresa Gabriel Carrasco en "Anales del Rosario": "El primer libro de bautismos de la nueva parroquia y Capilla del Rosario, se abrió el 7 de mayo de 1731 por el primer cura párroco del partido de los Arroyos, don Ambrosio de Alzugaray con el bautismo de doña Petrona, hija legítima de Marcos de Ávalos y de doña Juana Medina, la que tenía catorce días al ser bautizada; con lo que se desprende que Petrona Ávalos y Medina debe ser considerada como la primera dama rosarina" y Alzugaray como el primer párroco que administrara el bautismo en estos lares”.
Así como predicaba la multiplicación de los panes y el aumento de peces, realizado por Nuestro Señor Jesucristo, a destajo luchaba por el fortalecimiento espiritual de sus fiele.
Practicaba un cristianismo solidario y efectivo para todos, tanto por los pobladores de arriba, de los del medio como por los pobres, en busca de una vida mejor.
El padre Alzugaray entendía sabiamente que “el cultivo del alma de los feligreses se hace llegando a ellos con sabiduría, modestia y bondad”.
La vida del primer párroco de nuestra Iglesia Catedral se extinguió súbitamente el 21 de mayo de 1744.
Bibliografía:
Monseñor Nuñez Francisco: "El padre Alzugaray"; "La primera Capilla".
Artículos de la reseña histórica de Rosario y su Virgen. Rosario.1941.
Alzugaray. Calle. Topografía:
Corre de E. a O. entre las calles Frías y Blandengues, desde la calle Bernardi hasta Av. San Martín. Barrio Sáenz Peña.
Se le impuso ese nombre por D. 21.876 del año 1958.
Recuerda al primer sacerdote de la Capilla del Pago de los Arroyos, designado en 1731.
Con anterioridad se denominó Calle Cuatro y posteriormente Bandera.