ALVEAR MARCELO TORCUATO DE (1868-1942)

Marcelo Torcuato de Alvear tenía la imagen de un hombre de mundo, de un mundo refinado y culto que compartía sus vivencias junto a su esposa Regina Paccini.Lucía ser un gran nombre de abolengo.


Máximo Marcelo Torcuato de Alvear, nacido en Buenos Aires el 4 de octubre de 1868, descendía de una acaudalada familia de origen español y de gran trayectoria política: su bisabuelo Diego de Alvear y Ponce de León, español, nacido el 13 de noviembre de 1749, participó en la fijación de límites con el Brasil y llegó a ser brigadier general de la Real Armada Española en 1770.


En el año 1804, cuando se encontraba regresando a España, buques ingleses atacaron su barco, de resultas de lo cual fallecieron todos los miembros de su familia, excepto él y su hijo Carlos María.


Carlos María de Alvear abuelo de Marcelo llegó a ser Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata y comandante del Ejército Nacional en la guerra del Brasil.


Casado con una andaluza, tuvo diez hijos, de los cuales el quinto fue el padre de Marcelo, Torcuato de Alvear, nacido en Montevideo en 1822, quien sería el primer intendente de la ciudad de Buenos Aires en 1880.


La juventud de Alvear fue la típica de la de un joven de la aristocracia. Frecuentaba los distintos circuitos de la noche porteña, los cuales iban desde los respetables teatros del centro de la ciudad de Buenos Aires a lugares de encuentro de dudosa reputación.


Ingresó en el Colegio Nacional de Buenos Aires en el año 1879. Sus estudios fueron muy irregulares: terminó segundo y tercer año solo en 1881; dos años después, el cuarto y quinto lo finalizó en 1885, terminando en el Colegio Nacional de Rosario.


En su juventud, Marcelo participó activamente de las revoluciones radicales acontecidas en los años 1890 y 1893, integrándose en la Unión Cívica que daría origen a la Unión Cívica Radical, siendo uno de los miembros de la aristocracia argentina integrado a las tareas de un partido popular.


Allí trabó amistad con personalidades como Leandro N. Alem e Hipólito Irigoyen, siendo secretario del primero y padrino de armas del segundo en la revolución del 90.


El magnetismo del caudillo (Irigoyen) sedujo a Marcelo en las elecciones para renovación de bancas legislativas celebradas tras la reforma electoral de la ley Sáenz Peña en 1912, siendo elegido diputado, cargo que desempeñó por dos años.


Cuando Irigoyen asumió la primera presidencia en 1916 nombró a Marcelo de Alvear embajador en Francia.


Irigoyen dio su apoyo a Alvear para presidir el comité de la UCR, y así sucederlo en la presidencia de la Argentina.


Alvear fue elegido presidente mientras representaba a su país en París.

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Al poco tiempo de asumir la presidencia, comenzaron a producirse asperezas internas dentro del radicalismo, rompiéndose la relación entre Alvear e Irigoyen, sobre todo cuando el nuevo presidente nombró a ministros que no tenían relación alguna con los sectores de su entorno.


Su periodo de gobierno coincidió justo con el fin de la crisis mundial de la posguerra, lo que le permitió mejorar la economía y las finanzas del país sin mayores contratiempos.


Se destacó también en el desarrollo de la industria del automotor y la exitosa explotación petrolera, con lo cual alcanzó una prosperidad económica desconocida hasta entonces para la Argentina, y que se demostró con el gran aumento conseguido en el PIB por habitante, cuyo índice para el año 1928 había alcanzado el sexto puesto entre los más altos del mundo.


En el ámbito laboral y social este período se caracterizó por un proceso de concentración urbana en el Litoral y Gran Buenos Aires, además del establecimiento de medio millón de inmigrantes; se registró un aumento de la clase media, subiendo el Ejecutivo, el salario real, y disminución de las huelgas y conflictos similares.


En lo que respecta a su política educativa, hubo un retroceso ante la denominada “Reforma universitaria” impulsada por Irigoyen, resultando severamente atenuada.


Durante su gobierno se sancionaron algunas leyes tendientes a regular y combatir los precios abusivos existentes por parte de la industria frigorífica operada por capitales extranjeros; sin embargo, terminaron siendo anuladas por el propio Alvear al resultar no haber sido eficaces. En materia de política internacional, se firmaron varios acuerdos de límites con los países vecinos de Chile y Bolivia.


Casi al terminar su gestión presidencial, el partido se dividió en dos facciones, de las cuales los anti-personalistas estaban más identificados con el alvearismo que con el irigoyenismo.


Pese a las presiones de sus ministros, Alvear no aceptó intervenir en la provincia de Buenos Aires para que la facción anti-personalista ganara las elecciones de 1928, lo que provocó la renuncia de algunos de sus ministros.


Los “personalistas” criticaban a Alvear porque, a diferencia con Irigoyen, no realizó reformas a fondo, como podría haber sido la nacionalización del petróleo.


 Fue siempre un acérrimo detractor de los regímenes totalitarios de Italia, Alemania y la Unión Soviética, pero apoyó al bando aliado en ambas guerras mundiales.


En el año 1928, Argentina había alcanzado el sexto puesto entre los más altos del mundo.


Al dejar la presidencia se radicó en Francia. Volvió al país pocos años después para reunificar su partido e intentar acceder a la presidencia por segunda vez en 1931, pero se le fue prohibida su candidatura por parte del régimen militar de José Félix Uriburu.


Alvear, junto a otros correligionarios radicales, fue perseguido, apresado o tuvo que exiliarse en reiteradas ocasiones por el régimen represivo de la década infame, por lo que conoció el presidio en la isla Martín García.


Estuvo al mando del comité de la UCR a lo largo de toda la década de 1930 hasta su muerte en 1942, intentando combatir al régimen conservador.


Poco después de esa elección Alvear desaparecería lentamente de la vida pública hasta su fallecimiento.


El 23 de marzo de 1942, fulminado por una crisis cardíaca, falleció Marcelo Torcuato de Alvear al lado de su esposa Regina Pacini en su casa de Don Torcuato.


Una importante cantidad de gente se trasladó hasta la localidad para dar el último adiós al viejo mandatario, pese a que había llovido durante gran parte del día.


Al día siguiente fue trasladado a la Casa Rosada y velado por las autoridades “oficiales”, precisamente por quienes le habían cerrado el acceso a la presidencia por medio del fraude electoral.


Sus restos se encuentran en el mausoleo familiar del Cementerio de la Recoleta, junto a los de su abuelo Carlos María de Alvear y su padre Torcuato de Alvear, al lado de la tumba de Juan Facundo Quiroga.


 El mausoleo fue diseñado por el arquitecto Alejandro Christophersen en 1905.

 

 

 

Bibliografía:
Levene G.: "Historia de los presidentes argentinos." 2 tomos, Bs. As. 1975.
Cutolo V.: "Diccionario Biográfico Argentino." Edit. Elche. Bs. As. 1978.

Alvear. Calle. Topografía:
Corre de N.E. a S.O. entre las calles Lituania y Tonelero. Barrio Bajo Saladillo.
Carece de designación oficial.
Recuerda al presidente Marcelo T. de Alvear quien realizó durante su mandato una digna obra gubernamental honrando su nombre y la Nación.

 

NOTA CURIOSA PARA LOS ARGENTINOS:


Regina Pacini es la fundadora de la Casa del Teatro.


Su historia:
En 1898, Alvear conoció a la soprano portuguesa Regina Pacini (su futura esposa), cuando ella estaba dando una temporada en Buenos Aires, en el Teatro Municipal General San Martín. Sin embargo, un primer intento de cortejarla no tuvo éxito.


Así, Alvear partió hacia Europa en el más prolongado viaje, decidido a ir tras la soprano portuguesa, llegando incluso a seguirla por toda Europa, pues la “persecución” duraría ocho años.


En aquella época no estaba bien visto que un aristócrata se casara con una artista. Ángel de Alvear (hermano de Marcelo) le pidió a Tomás Le Bretón que hiciese recapacitar a su hermano de casarse con una cantante.


 Existió cierta hostilidad por parte de la alta sociedad porteña hacia Regina. Sería, paradójicamente, el general Julio Argentino Roca quien ayudó a disipar ese ambiente, nombrando al futuro matrimonio “invitados de honor” en una recepción en su hogar.


Finalmente se casaron a las siete de la mañana de un sábado 29 de abril de 1907 en la iglesia lisboeta de Nuestra Señora de la Encarnación.


Luego de casarse, Alvear vivió varios años en París, en donde siguió manteniendo contacto con Hipólito Irigoyen y otros miembros de la Unión Cívica Radical como Leopoldo Melo, Vicente Gallo, Fernando Saguier y Tomás Le Breton.


El matrimonio se radicó en la finca llamada Coeur Volant, un regalo de bodas que Alvear le había hecho a su esposa Regina, situada en Louveciennes, al oeste de París, adonde se mudaron también varios familiares del terrateniente.


Desde aquel momento, gracias a la herencia millonaria que poseía Alvear, el matrimonio vivió sin ocupación conocida.