ALVAREZ THOMAS IGNACIO (1787 –1857)

Año de 1857... Los viejos héroes que habían hecho la Patria iban muriendo. Guillermo Brown, Gervasio Araoz de Lamadrid y Ignacio Alvarez Thomas,  quien dejara a su familia un memorándum comenzado 45 años antes, donde hizo un reconto  de todo su accionar patriótico expresando:


"El desinterés con que siempre me he conducido, me coloca hoy en tan dura situación, pudiendo asegurar que en la larga carrera de los altos empleos y confianza que he desempeñado, he tenido las más brillantes oportunidades para labrar una fortuna que pusiese al abrigo de la borrasca en que me hallo, pero mi patriotismo y mi conciencia se oponían a todo acto que se desviase del honor que he conservado... Este es el único patrimonio que puedo legar a mi querida familia... he contribuido con todo mi esfuerzo a establecer en nuestra patria un gobierno  republicano...”


Nació el 15 de febrero de 1787 en Arequipa (Perú) hijo del brigadier español Antonio Alvarez y Ximénez y de Isabel Thomas y Ranzé, de noble estirpe hispánica.


Su padre fue trasladado a Buenos Aires, como premio a su servicio y luego fue enviado a Chile. Merced a sus relaciones y a su elevada jerarquía militar, el brigadier Alvarez consiguió que su hijo Ignacio fuese designado subteniente de bandera del Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires, el 7 de enero de 1 799, no cumplidos aún los doce años.


 Quedó en Buenos Aires, y durante su adolescencia sería  empleado en la Secretaría del Virreinato, pero  al estallar la primera Invasión Inglesa, fue designado  ayudante  del coronel Gutiérrez. 


En  1807 continuó la lucha; fue herido y tomado  prisionero. El triunfo porteño lo liberó pero las heridas del cuerpo  marcaron su espíritu en la necesidad  de enrolarse en la revolución emancipadora.


En 1811 en su grado de  Teniente coronel del Regimiento Nº4, asistió a la segunda campaña sobre Montevideo, marchando sobre Santa Fe y Entre Ríos. En seguida se le despachó a tomar el mando de una división de 400 hombres, que se encaminaba a reforzar la guarnición del Paraná, amenazada por la anarquía de Entre Ríos.


En aquella época el descrédito de la autoridad del Director Alvear era casi general, y era desconocida por el Ejército del Norte.


Marchando el coronel con la división, encontró en el territorio de Santa Fe al general Díaz Vélez que, con un grupo de oficiales había evacuado aquella ciudad, que quedaba en poder de las tropas de Artigas.

Tal circunstancia obligó a Alvarez Thomas a retrogradar a Fontezuelas para esperar órdenes: fue entonces cuando los oficiales le representaron el tamaño de los males que afligían al país y los riesgos que corría la provincia de Buenos Aires de caer en manos de Artigas, y le confiaron la dirección del movimiento que debía derrocar la autoridad aborrecida de Alvear .

Cediendo al convencimiento de su propia conciencia, el coronel Alvarez Thomas tomó la responsabilidad de la empresa, y en consecuencia expidió órdenes para la reunión de las milicias de la campaña e igualmenter; pasó una circular a las provincias interiores desconociendo la autoridad del Director y una interpelación a Artigas para que sus fuerzas no penetrasen en la provincia que iba a reivindicar sus derechos.

El movimiento iniciado el 2 de abril de 1815, tuvo el más completo éxito y en pocos días la división se encontraba robustecida con más de 2000 hombres de los cuerpos de línea, que llegando sucesivamente al cuartel general, tomaron  parte en la revolución, después de separar a los jefes y oficiales que no inspiraban confianza.

Puesto en marcha el ejército en dirección a Lujan, Alvarez Thomas envió al Director Alvear para que depusiese el mando supremo por obsequio a la paz pública.


Al llegar a la Villa mencionada, se encontró con un diputado de la Soberana Asamblea, comisionado para arreglar una suspensión de hostilidades mientras se ajustaban las diferencias pendientes; negociación que fue interrumpida con la novedad de que en la Capital se había producido un movimiento popular, protegido por el Cabildo, que colocaba al general Alvear, situado con su ejército en la costa de los Olivos, en la confusión más espantosa.

No encontró alternativa mejor en tan delicada posición, que abandonar el poder y refugiarse en un buque de guerra inglés.

 

Reasumiendo el gobierno provisoriamente el Cabildo, éste nombró a Alvarez general en jefe del ejército de la Capital, enviándole despachos de coronel mayor extendidos con fecha 24 de abril de 1815, y votando al mismo tiempo una espada de honor con las inscripciones que recordaban los servicios rendidos a la causa de la libertad. La entrega de esta última, mandada a realizar en Inglaterra, no tuvo efecto por falta de los fondos necesarios.


Con mayor talento militar que político Alvarez Thomas se destacó en las tareas castrenses en las que  desempeñó múltiples funciones: presidente del Tribunal  de Justicia militar, miembro de la Comisión de Guerra donde publicó  un Reglamento táctico para las armas de Infantería y Caballería, también fue dos veces Comandante general de armas.


Simultáneamente  fue un creativo estadista en vinculación con las armas, ya que elaboró la ley orgánica del Ejército.


“Más como ministro plenipotenciario en Perú y más tarde en Chile, los trabajos que desempeñó, no serían demasiado brillantes. El destino se empeñaba en apartarlo de su amada profesión militar, para embarcarlo en tareas ajenas  a su vocación” – alude  Armando Alonso Piñeiro.


Conoció también  la cárcel y el destierro durante el gobierno de Rosas, quien lo azuzó también en Montevideo, obligándolo a cambiar de tierra.


Durante dos años vivió en Río de Janeiro, siempre añorando la Patria y soñando con la derrota de la tiranía vernácula.


En esas crueles luchas civiles perdió inclusive  sus dos hijos.


El viejo guerrero sólo alcanzaría su reposo después de Caseros,  cuando regresó a nuestra patria, volviendo a la actividad en las Fuerzas armadas, aunque por pocos años.


Un día de julio de 1857 pudo finalmente alcanzar la gloria que le había sido esquiva en vida.

 

Bibliografía :
Cutolo V: “Nuevo Diccionario Biográfico Argentino.” (1750 – 1930) Edit. Elche Bs. As.  1978.
Yaben J: “Biografías Argentinas y sudamericanas”. Bs. As. 1940. Tomo I.

Alvarez Thomas. Calle. Topografía:
 Corre de S. a N. entre las calles Hernández y Mazza, desde la Av. Sorrento a la Av. Circunvalación 25 de Mayo.
Se le impuso ese nombre por Ord.  25 del año 1920, en sustitución de
Por D. 1578 del año 1961 se denominó también al sector comprendido entre la Av. Sorrento y la calle Parera, anteriormente conocido por Alvarez Thomas o Mazzini.
Humberto 1º, su nombre anterior.
Atraviesa los barrios Sarmiento, Alberdi y Escalada.
Recuerda a José Ignacio Álvarez Thomas (Nacido en Arequipa, Virreinato del Perú 15 de febrero de 1787  y fallecido en  Buenos Aires,  el 19 de julio de 1857) político y militar peruano de gran participación en las Provincias Unidas del Río de la Plata.