ALSINA ADOLFO (1829 – 1877)

Nos informa Miguel Angel Scenna en su artículo: “Adolfo Alsina, el mito olvidado”: “Eran las primeras horas  de un fría noche  porteña de comienzos de setiembre. Dos sombras  se deslizaban por los senderos suburbanos de una Buenos Aires dominada por Juan Manuel de Rosas. Una mujer llevaba de la mano a un  niño de cortos años, apurando el paso. Era Antonia Maza, hija del ex gobernador y actual presidente de la Legislatura, don Manuel Vicente Maza.

El niño de seis años, era hijo de su matrimonio con Valentín Alsina, un irreductible enemigo del Restaurador. Su esposo estaba preso en Sarandí y ella trataría de sobornar al capitán para facilitarle la fuga al jefe unitario. La cita era en un bodegón de las afueras.

De allí que, envuelto por la noche, la valiente dama, aferran do la mano del hijo, -Adolfo Alsina – se aventurara por los sombríos arrabales.

 Al pasar por la quinta de Guido debieron sorprender a dos borrachos, arrimados contra un cerco.

Doña Antonia apuró el paso b ajo la mirada de los vagos. Con voz pastosa uno de ellos comentó: ¿Mirá, che, qué marido lleva la vieja! La frase  socarrona enfureció al niño, valioso paladín de seis años, que, desprendiéndose de la mano de la madre, recogió una piedra del suelo aprestándose a encarar a los dos arrabaaleros para vengar el ultraje.

Fue necesaria la energía y la autoridad de doña Antonia para contenerlo. No era momento de buscar escándalo.

El niño obedeció a regañadientes y siguieron su camino-

Pero la simple anécdota mostraría ya vivamente un rasgo temperamental que Adolfo Alsina no perdería en su vida: el valor rayano en la temeridad, el culto del coraje, la ausencia delmiedo como expresión de un hombre cabal.”

Nacido en Buenos Aires el 14 de enero de 1829. Su padre Valentín, era un jurisconsulto que había estudiado en Córdoba bajo la parternal de Gregorio Dean Funes.


Dice de él, el historiador Mariano Pelliza: “Alsina, antes que todo era porteño… consideraba y letrado a todo el que no pertenecía por educación a la Universidad de Bs. As. Y no había cursado latines en los colegios máximos del periodo colonial. El elemento dirigente en la paz como en la guerra, a juicio suyo, no podía ser otro que el urbano de la capital.
Nada o muy poco concedía a las provincias sujetas a caudillos irresponsables…”. Y a lo largo de su vida, no valió ese criterio.


Casado con Antonia Maza, perteneciente a una familia definitivamente federal y de la íntima relación con Rosas, no por ello menguó su posición unitaria, y al subir al poder el restaurador en 1835, fue a parar a la cárcel.


No tardó en huir gracias a la gestión de su mujer, y vista las relaciones de parentesco, no sería extraño que el suegro haya influenciado a Rosas para que este lo dejase libre.


La influencia del padre, que fue enorme y persistente, dado que el unitarismo a machamarticho de Don Valentín se volcaría sobre el joven Adolfo infundiéndole una pasión exclusivista por Buenos Aires.


En 1835, al asumir Juan Manuel de Rosas por segunda vez la gobernación de la provincia de Buenos Aires, su familia debió emigrar al Uruguay, estableciéndose en Montevideo. Allí, Adolfo inició sus estudios de Derecho.


Luego de la derrota rosista en la batalla de Caseros, en 1852, Alsina regresó con su familia a la Argentina para continuar sus estudios, graduándose como jurisconsulto.


Durante esta época inició su actividad política en las filas de los pandilleros, uno de los bandos en los que se dividieron los vencedores de Caseros, enfrentado al grupo de los chupandinos en el cual se agruparon los militantes federales; además formó parte de la Logia Juan-Juan, cuyo objetivo era asesinar al federal Justo José de Urquiza, pero su padre lo descubrió y lo obligó a abandonar esta iniciativa.


Después de graduarse, en 1860 se incorporó al ejército unitario en la guerra civil entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina. Tras la batalla de Cepeda y el Pacto de San José de Flores formó parte de la comisión que llevó a cabo la reforma de la Constitución de 1860.


Fue elegido diputado nacional en 1862 y cuando en el Congreso se trató la federalización de la provincia impulsada por Bartolomé Mitre, comandó al grupo que se opuso al proyecto, logrando superar la iniciativa del Presidente.


Esto provocó la división del Partido Unitario, entre el Partido Nacional de Mitre y el Partido Autonomista, dirigido por Alsina.


En 1866 fue elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires. Durante su mandato fundó una quincena de pueblos en el interior de la Provincia.


Su gobierno mantuvo la paz en la frontera con los pueblos originarios, ya que la mayor parte del ejército fue enviado a la Guerra del Paraguay.


En 1867 se asoció con Mateo Luque y Nicasio Oroño, gobernadores de Córdoba y Santa Fe respectivamente, y lanzó su candidatura a presidente.


El presidente Mitre escribió la “Carta de Tuyú-Cué”, su testamento político dirigido a José María Gutiérrez, donde descalificó las postulaciones del propio Alsina y Urquiza, candidato del Partido Federal.


Tras el derrocamiento de sus dos aliados, y considerando que tenía poco apoyo en el resto del país, retiró su candidatura y estableció una alianza con Domingo Faustino Sarmiento, integrando la fórmula para la presidencia y vicepresidencia de la República, la cual triunfó en las elecciones de 1868; buena parte de los votos de Sarmiento fueron, en la práctica, aportados por partidarios de Alsina.


A finales de 1875, los aborígenes del mal llamado desierto, principalmente mapuches, continuaron con los enfrentamientos en la línea de la frontera sur.


Alsina dirigió la defensa del país, concentrándose especialmente en la frontera de la provincia de Buenos Aires. En el “problema del indio” fue partidario de una política defensiva y no ofensiva, afirmando que emprendería una campaña contra el desierto y no contra el indio.


En 1876 inició la construcción de la llamada zanja de Alsina, una trinchera de dos metros de profundidad y tres de ancho con un parapeto de un metro de alto por 4,5 de ancho, que construyó avanzando dentro del territorio indígena.


La misma estaba guarnecida gracias a la edificación de una serie de fortines (muchos de ellos comunicados con sus comandancias por telégrafo) a lo largo de toda la frontera, para mantenerla vigilada.


Los continuos enfrentamientos con los aborígenes lo llevaron a estudiar la situación de la línea de fortines, pero en una de esas visitas, cerca de Carhué, contrajo una intoxicación que afectó a sus riñones.


Falleció en Carhué el 29 de diciembre de 1877.


Sus restos se encuentran en el Cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires, en un mausoleo diseñado por la escultora Margarita Bonnet e inaugurado en 1917.

 

 

Bibliografía:
Cora Luis M: “Argentinos ilustres”. Corrientes. 1941.
Piccirili R. Romay F. y Gianello L: “Diccionario Histórico Argentino”. Tomo I. Bs. As. 1953.

Alsina. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. entre las calles Castellanos y Lavalle, desde la avenida Bordabehere a la calle Centeno.
Se le impuso ese nombre por Ord.  3 de 1905.
Con anterioridad se denominó Nación.