En nuestra ciudad, allá por la década de 1920, a la par de la profilaxis antituberculosa emprendida por el Dr. Emilio Coni en Buenos Aires, se constituyó el Comité de Rosario de la “Liga Argentina contra la tuberculosis” Integrada por los doctores José Sempé, Clemente Álvarez, Manuel Pignetto y Saturnino Albarracín.
Este nació en la ciudad de San Juan, provincia del mismo nombre, el 13 de julio de 1873 y fue bautizado en su catedral el 10 de setiembre de ese año. Era hijo del doctor Juan Crisóstomo Albarracín, ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento y de Adelina Albarracín.
Influenciado por su tío el doctor Alejandro Emilio Albarracín, gobernador de la provincia de San Juan (1890-1894), ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires donde se doctoró con diploma de honor por tener las mejores clasificaciones del curso, el 22 de junio de 1900 con la tesis “La cianosis en la enfermedad congénita del corazón”, apadrinada por el doctor Manuel Blancas y que dedicó “A la memoria de mis queridos padres y de mi tío Dr. Alejandro Albarracin; a mis hermanos y al Dr. Isidro Quiroga”.
Ese año se graduaron en la Facultad de la cual era decano el doctor Enrique del Arca (1854-1911) 64 médicos.
Médicos que siguiendo las antiguas prescripciones hipocráticas hicieron distribuir una especie de catecismo de consejos higienistas en oficinas públicas, sociedades mutualistas, fábricas, talleres y hornos de ladrillos, consistente en prevenir y frenar la difusión de la enfermedad.
En el verano del 1900 la epidemia de peste bubónica que afectaba al país se ensañó particularmente con la ciudad de Rosario afectando especialmente el barrio Refinería y la barraca Germania (dedicada a la elaboración de cerveza) obligando a las autoridades a disponer un cordón sanitario y suspender el tráfico ferroviario.
Recién recibido de médico, Albarracín decidió instalarse en la ciudad como voluntario para combatir esa epidemia.
El 2 de marzo de 1900 fue designado médico interno de la Casa de Aislamiento (actualmente hospital Carrasco).
El nobel doctor se enroló denodadamente en la lucha contra una nueva enfermedad: “la tuberculosis”.
Una vez declarada la tuberculosis muchas veces enfrentarla las fuerzas eran ímprobas, pues no existían la penicilina ni los antibióticos (varios decenios de años debieron pasar hasta el arribo de éstos.)
En el Saladillo, el 22 de octubre de 1922 abría sus puertas el primer Instituto Antituberculoso gracias al aporte financiero del Dr. Bartolomé Vasallo.
Al respecto hacía referencia el Dr. Clemente Álvarez: “Cuando más satisfechos estábamos en la atención e internación de enfermos, un suceso imprevisto vino a perturbar la marcha del nosocomio, se hubo instalado el frigorífico Swift, cuyas emanaciones, sumadas al polvo y la tierra que levantaban las carretas transportadoras de reses, hacían irrespirable la atmósfera, obligándonos así a trasladarnos. Cuatro años después instalaríamos un nuevo hospital antituberculoso, alejado de aquél, en un predio, donde hoy es la intersección de las calles San Martín y Arijón”.
Según reza en tarjeteros de profesionales en el Álbum Historiológico de Rosario, 1914, su consultorio figuraba así: Dr. Saturnino Albarracín. Médico cirujano. Enfermedades internas y de niños. Santa Fe 1346.
Albarracín, a pesar de ser un hombre del centro y con cierto status social no escatimó esfuerzos en atender en su domicilio particular a grandes y niños, ricos y pobres, combatiendo la tisis que por entonces constituía un azote para la sociedad”.
En 1941 fue miembro de honor de la comisión para la coronación de la Virgen del Rosario y fue designado vocal de la Sección de Medicina Interna del Congreso Nacional de Medicina reunido en la ciudad de La Plata.
Al producirse el trágico terremoto de San Juan de 1944 acudió a colaborar en la asistencia a los heridos.
En 1948 representó a la provincia de Santa Fe en los homenajes realizados en el país con motivo de los 50 años del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento.
En 1950 se retiró de su cargo de director del Hospital de Caridad.
Presidió el Círculo Médico de Rosario y fue socio fundador del Colegio Médico de Rosario.
Falleció en nuestra ciudad, a la que consideraba como propia, el 24 de septiembre de 1951.
Albarracín había logrado junto a su título de doctor en medicina, la chapa de ser humano excepcional, quien junto al Dr. Clemente Álvarez, serían irrepetibles en su tiempo.
Información suministrada por el historiador W.C. Mikielievich.
Corre de E. a O. como prolongación de la calle Casilda, desde la avenida de Circunvalación 25 de Mayo hasta la calle Donado al N. de la avenida Eva Perón.
Un segundo tramo empieza en la calle Tarragona y se extiende hasta Bv. Wilde, al S. de la avenida Eva Perón.
Antes se llamó Calle 7.Barrio Fisherton.
Se le impuso ese nombre por O. 1859 del año 1966.
Recuerda al doctor Saturnino Albarracín, inminente médico tisiólogo durante la década del 20 en el siglo anterior.