AGÜERO JULIÁN SEGUNDO DE (1776-1851)
Sus discursos en las asambleas y hasta en las honras fúnebres conmovían al auditorio por la verborragia y la altura de su ideario. Muy atípico, vestía de ordinario y gustaba sentarse y recibir callado a sus amigos.
Nació en Córdoba a fines del siglo XVIII, educándose en Buenos Aires en el Colegio de San Carlos. En 1801 se incorporó a la Real Audiencia Pretorial, siendo abogado, recibiendo el orden sacerdotal, más tarde.
Agüero viviría de cerca el movimiento emancipador del 25 de Mayo de 1810, siendo por entonces párroco de la Catedral, habiendo asistido al Cabildo Abierto del día 22 de mayo.
La idea sobre la libertad de los pueblos, fue madurando en su espíritu unitario a ultranza; más recién en 1817 se manifestó al respecto, pronunciando una notable oración patriótica, con motivo del aniversario de la Revolución.
En 1821, fue electo diputado y después presidente de la Legislatura porteña. En 1824 por iniciativa de Buenos Aires, se reunió un nuevo Congreso con diputados de todas las provincias, cuyo objetivo era resolver la cuestión de la Banda Oriental que desde 1822 pertenecía a Brasil..
A lo largo de las sesiones estallaría el conflicto entre las dos posiciones irreconciliables: los centralistas o unitarios mientras los federales defendían una mayor autonomía de las provincias.
Se buscó como salida airosa la creación de un Ejecutivo Nacional Provisorio y fue el canónigo quien redactó el documento que llevaría a Rivadavia a la presidencia. Éste lo designó como hombre de su confianza, ministro de Gobierno.
Agüero como partidario del centralismo porteño en 1828 junto a Del Carril, Gallardo, Varela y Alsina, principales personajes del unitarismo que habían apoyado a Rivadavia, empujaron a Lavalle a una revolución armada. Lo consideraban un bravo capaz de derrocar al gobernador Dorrego.
Contribuiría al movimiento producido en la madrugada del 1º de diciembre. En el atrio del convento de San Francisco cuando habíase resuelto efectuar una asamblea popular en la contigua capilla de San Roque, al acallarse los repetidos vivas, el ex ministro de Rivadavia después de pronunciar un largo discurso enfático y retórico mandó llamar a un escribano para que labrara el acta de autorización de esa reunión presidiendo el cuerpo que nombraría gobernador al Gral. Lavalle.
El nuevo gobernador al posesionarse del Fuerte no pensó tomar medida alguna contra los dorreguistas, pero comenzarían las inquietudes al saberse que Dorrego se había puesto en contacto con Rosas, y ante el temor de que Buenos Aires fuese atacada salió a la campaña.
Se enfrentaron en Navarro, los partidarios federales y los unitarios, donde Dorrego, abandonado por Rosas, vencido y prisionero por instancias de Agúero, Juan Cruz Varela, como Del Carril con la crueldad que desata la pasión política, Lavalle se deciden ejecutarlo, aunque con la amargura de todos los fracasos.
Al aparecer el dictador en la política de Buenos Aires, el canónigo se alejó del país exilándose en Montevideo donde continúo la lucha hasta su muerte acaecida el 17 de julio de 1851.
Vicente Fidel López en su Historia Tomo IX hace referencia del último episodio de la vida de Agüero en Montevideo:
“Vivía en la casa de su hermana, donde todas las noches se reunían las familias argentinas del barrio. Después del asesinato de Florencio Varela, que podría llamarse el unigénito del Dr. Agüero, ya fuera por tristeza, ya por lo avanzado de su enfermedad llamada “laringitis de predicadores” dejó de salir de noche”.
Bibliografía:
Piccirilli R., Romay F. y Gianello L: “Diccionario Histórico Argentino.” Tomo I, pág. 77.
González Arrili B.: “Como eran los hombres de la Historia Argentina.” Buenos Aires, 1937.
Agüero. Calle. Topografía:
Corre de S. a N. entre la calle Laporte y el Bv. Rondeau, desde la avenida Buchanan a la Avenida de Circunvalación 25 de Mayo.
Se le impuso ese nombre por D. 24564 de 1960.
Con anterioridad se llamó 25 de Mayo.
Recuerda al sacerdote patriota Julián Segundo de Agüero (1776-1851), destacado por secundar la acción gubernativa de B. Rivadavia.