Detrás de una majestuosa fachada situada en calle Suipacha 667, se esconde El Hospital de salud mental “Agudo Ávila”, junto a la historia de la psiquiatría de la ciudad.
El doctor en Historia José Ignacio Allevi explora la construcción de un espacio de ciencia para la psiquiatría en Rosario entre los años 1920 y 1944, que comenzó con una mirada integral de lo psicológico y derivó en la aplicación de terapias de shock.
En Rosario no había tradición psiquiátrica, aunque sí una neurológica, cuyo representante más prominente era el médico Teodoro Fracassi.
Allevi explica “Lanfranco Ciampi trajo a Rosario las ideas de Higiene mental, que desde principios del siglo XX y en especial en la década de 1920, promovían una revisión y crítica al funcionamiento del mundo asilar.
Existía un edificio inaugurado primero en 1924 y después en 1927, a diferencia de la posterior colonia de Oliveros que teniendo serios problemas de espacio lo llevó a hacer efectiva su destrucción durante15 años o más", explicó el doctor Coll, aunque no negó también la intención "de borrar" parte de la historia de la política sostenida por entonces.
“Entre 1935 y 1936 se publicaron una serie de estudios que marcarían la profundización de las terapéuticas biológicas en psiquiatría.
Por fin, el 4 de junio de 1943 se habilitó la Colonia Psiquiátrica de Oliveros, donde ingresaron 17 pacientes, 9 mujeres y 8 hombres provenientes del Asilo de Alienados de Rosario, donde fueron asistidos por jóvenes médicos dirigidos por el célebre Ciampi, de Rosario y el ya mundialmente famoso Emilio Mira y López de Europa.
Inicialmente, se practicaba la maloterapia para tratar la parálisis general progresiva, la etapa final de la sífilis, que en dicho momento no tenía cura por no haberse descubierto la penicilina.
Más ese nuevo rumbo avanzó hacia terapias de shock por la administración de insulina o o del pentamiltetrazol, droga cuyo nombre comercial era cardiazol.
Estas terapias fueron el prolegómeno de las terapias de electroshok, desarrollada apenas unos años luego, las que hacían convulsionar a las personas durante un tiempo importante o bien les generaban un coma hipoglucémico, donde perdían la sensación de espacio y tiempo. asegura Allevi.
Eso ocurría sin propósito malintencionado dentro de la colonia de Oliveros -en la década de 1940 - organismo que persistió 25 años después.
Ese hospital se transformó en un gran campo experimental y también en ese sentido se observaba un carácter trasnacional porque no solo estaban circulando saberes y expertos, sino que circulaban sustancias” acentúa Allevi agregando que no se sabía si esos pacientes se curaban o no porque, de acuerdo a los parámetros científicos de la época, la publicación de resultados nunca incluía los casos negativos, sólo los exitosos.
Desde un principio los pacientes que ingresaban al hospital eran crónicos, y con ello saturaron muy rápidamente la capacidad hospitalaria” indica Allevi, marcando con esto una diferencia entre la teoría planteada por la Higiene Mental y la práctica concreta en la cotidianeidad de esa institución.
Agrega Ana Paradiso: “Esas terapias se destinaban al tratamiento para la esquizofrenia”.
Ante esta penosa situación provincial la ministra de Salud, Andrea Uboldi, y el presidente de la Cámara de Diputado de la provincia, Antonio Bonfatti, por la década del 2010 inauguraron un nuevo centro de salud que llamaron Centro Regional de Salud Mental Agudo Ávila de Rosario.
Las enfermedades mentales se clasificaban en dos tipos: las graves, que no se pueden curar, para lo cual deben existir colonias de alienados donde los sujetos estén recluidos, y las agudas, que podían tratarse en el Agudo Ävila donde las personas podían ser tratadas y “rehabilitadas” para reinsertarse en la sociedad, es decir, a la vida útil”.
El gobierno provincial se basó en la tesis doctoral que hubo presentado el doctor Campi en el Instituto de Investigaciones Socio-Históricas Regionales (ISHIR, CONICET-UNR), abordando los procesos que dieron enseguida con la creación de las cátedras de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario y finalmente del Hospital Psiquiátrico “Agudo Avila”, actualmente conocido como “El Suipacha”.
Fachada del nosocomio "Agudo Ávila" en la actualidad.
EL CONTEXTO HISTÓRICO JUNTO A LAS PRÁCTICAS SINIESTRAS ANTES DE AGUDO ÁVILA.
Según detectó el doctor Allevi, la carrera de Psiquiatría en la Universidad no hubiera podido llevarse a cabo sin los actores provinciales y rosarinos: no olvidemos que la UNL se formó al calor de la Reforma universitaria, promovida por el radicalismo.
“La promoción y bajada de recursos fue nacional, pero el modo en que se usaron, se convocó a los actores, y éstos inscribieron sus proyectos, dependió de la articulación de diferentes esferas estatales”, diferenció.
De esta manera, había docentes que a la vez eran intendentes, o directores de hospitales, de instituciones de la salud incipientes en la ciudad, y “esta articulación dotaba a los Estados de funcionarios muy especializados, y que lograban con sus proyectos ser financiados por agencias. Asi la Academia fue dotando de especialistas al Estado y viceversa”.
Incursionar en la historia de esta ciencia fue, reconoció José Ignacio Allevi, por “un interés personal, me hizo entender que esta ciudad se trabajó en redes para la producción de conocimiento, se legitimaban recíprocamente, y espero que esta historia permita pensar el carácter contingente de la ciencia, ya que toda actividad científica no está premeditada de antemano, no tiene cursos de acción ni líneas que deban seguirse sino que se va construyendo paso a paso. La construcción de una disciplina tiene equívocos y costos por eso”.
Por ejemplo, explicó que “para ajustar las terapias convulsivantes en el Hospital, que fueron la etapa previa a las terapias de shock, se experimentó con gran cantidad de pacientes, y solo se conoce los casos exitosos porque era su forma de producir conocimiento en esa época en todas las ciencias.
Esos resultados positivos mostraban unas prácticas que eran siniestras, y esa contingencia que hace desconocer hasta encontrar el saber, lleva a experimentar y tiene consecuencias humanas”.
Bibliografía:
La expuesta en el texto.
Topografía:
El Honorable Concejo Deliberante de nuestra ciudad, aún no ha designado una arteria que honre su nombre.