ACEVEDO MANUEL ANTONIO (1770-1829)

Nos explica González Arrili: “La pobreza ha sido uno de los resortes de la picaresca. Sin los pobres abundantes e invariables, España vería mermada su Iglesia, empobrecida su novelística y descolorida su historia. La mayor parte de los españoles que en el Nuevo Mundo se transformaron en héroes, han sido empujados a la acción por la pobreza (...) Los argentinos que hicieron el país vivieron en la pobreza. La pobreza de esos hombres estaba correlacionada con la pobreza de los pueblos.”


La población de la época colonial era con toda evidencia muy heterogénea. A pesar de su escasez numérica sobre la base de una serie de razas indígenas se habían ido arraigando españoles en su inmensa mayoría.


La raza blanca era elemento dominante. Estrato social propio de los Acevedo, que nunca olvidaron el bajo nivel de los poblados.


Manuel Antonio nació en Salta el 25 de mayo de 1770.´cuyos padres eran Manuel de Acevedo y González, oidor del Cabildo local; y de María Juana Torino de Viana.


Tras estudiar en el Colegio de Montserrat de la provincia de Córdoba, el 8 de diciembre de 1794, fue ordenado sacerdote, asignándole  enseguida el curato de Belén, en Catamarca.


En 1799 regresó a Salta, donde se graduó en Derecho en la Universidad local.


Participó de la fundación de la Escuela de Filosofía junto al presbítero Dr. Gregorio Antonio Romero, escuela de la que fue rector y catedrático.


Fue el primer cura párroco de Cachi entre 1801 y 1804, y entre 1804 y 1806 fue cura de Molinos, ambos de los Valles Calchaquíes, en la provincia de Salta; luego fue párroco en Belén, en la provincia de Catamarca.


Fue elegido Diputado por la jurisdicción de la ciudad de Catamarca al Congreso de Tucumán junto con José Eusebio Colombres.


Luego de fundar  esa institución  donde dictaba clases gratuitamente, asistió en la batalla de Tucumán en n 1812 donde fue herido.


Al año siguiente fue designado por Belgrano para el Cabildo de la Catedral de Salta, más él amaba a Catamarca por su situación extremadamente  mortificante, tanto en el  comercio más una población casi en la dejadez.


El día que esa provincia necesitó un hombre que la representara en el Congreso reunido en Tucumán, se acordaría del curita de Belén y allá  se lo diputó, seguro que “sus luces” como entonces se decía del saber y la ilustración, sabrían representarla.


Estaba a favor de la institución de la monarquía incaica, siendo él quien propuso que el monarca de la incipiente Argentina fuese un descendiente de los incas, en la sesión del 12 de julio de 1816.


En el Congreso se mostró partidario de la forma de gobierno monárquica. Entre sus mociones e iniciativas cuentan: la redacción del reglamento para el Poder Ejecutivo; la revisión del proyecto de arbitrios y la rendición de honores al Gral. San Martín por el triunfo en Chacabuco.


Además propuso la creación de escuelas primarias en las regiones inhóspitas y la adjudicación de tierras vacías a las provincias, que coexistían en el más profundo abandono.


Cuando el Congreso fue trasladado a Buenos Aires, Acevedo fue su último presidente justo antes de que fuera disuelto; como resultado de la victoria federal de 1820 fue reducido a prisión.


Puesto en libertad, en 1821, pasó a ser el secretario de la Sala de Representantes de Buenos Aires, regresando luego regresó a su labor de cura en Belén.
En Catamarca abrió una escuela, fundó un seminario y dictó gratis una cátedra de filosofía.


En 1822 redactó el "Proyecto de Constitución" para la Provincia de Catamarca, que más tarde fue sancionado en 1823. Fue uno de los primeros legisladores de Catamarca al ser nombrado vocal de la primera constituyente catamarqueña. También fue diputado por Catamarca en el Congreso General de 1824.


En 1824 por iniciativa de Buenos Aires, se reunió un nuevo Congreso con representantes de todas las provincias. El motivo sería la necesidad de resolver la cuestión de la Banda oriental que desde 1822 pertenecía al imperio del Brasil y buscar la forma de organizar el país Para conformar el cuerpo de diputados se resolvió que cada provincia enviaría representantes proporcional a su población. Catamarca por razones económicas sólo envió uno, que sería Acevedo.


En 1825 se incorporó a la Constituyente reunida en Buenos Aires, interviniendo en las discusiones sobre la llamada “Ley Fundamental”.


Actuó como fervoroso defensor del federalismo y activo paladín de la tesis que el gobierno nacional debía subvencionar a los diputados que no eran expensados por sus provincias.


Falleció el 1 de octubre de 1825, más su labor sería reconocida por el Congreso en sesión especial rindiéndole merecidos honores.

 

Bibliografía:
Piccirilli R., Romay F. y Gianello L.: “Diccionario Histórico Argentino.” Tomo I. Ediciones Históricas Arg. Bs. As. 1953.
Pueyrredón C: “1810. La Revolución de Mayo según amplia documentación de la época.” Bs. As. 1953.

Acevedo. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. Desde el 100 Bis al 1200 Bis, a la altura de Av. Eva Perón 8500.
Se le impuso ese nombre por Ord. 25 del año 1920.
Primitivamente se llamó calle Avellaneda.
Recuerda al patriota Manuel Antonio Acevedo (1770-1829) de activa participación en los albores de nuestra nacionalidad.