ABORÍGENES ARGENTINOS

Desde el siglo XIII navegantes italianos  comenzaron a dibujar mapas de las costas europeas con sus accidentes geográficos, útiles  sólo para travesías cortas y cerca de las costas, aunque los mejores mapas  indicaban , también  rutas posibles.


 En segundo lugar, mejoraron los navíos perfeccionando el timón y el velamen lo cual ameritó  mayor capacidad de dirección y de velocidad.
Más a fines de dicho siglo el astrolabio y la brújala hicieron posible despertar   el sueño de  la exploración del Atlántico.


A comienzos del siglo XV, Portugal primero y España más tarde, iniciaron la carrera por la expansión de Europa hacia   nuevas  tierras.
¿Cuáles eran los motivos que empujaban a grupos de españoles a realizar la peligrosa travesía del Atlántico y a participar en expediciones de conquista de dudoso éxito?


Varias razones explican por qué estos hombres corrieron tantos riesgos. Una de ellas y la más importante era la sed de riquezas. Con escasas excepciones, eran en su mayoría hombres de poca fortuna, hijos segundos de casas nobles o miembros de una nobleza menor (hidalgos).
Una conquista afortunada podía significarles un buen botín.


La llegada de los primeros  expedicionarios españoles a nuestro territorio tuvo enormes consecuencias para las sociedades europeas de entonces y por otro lado también para las poblaciones nativas que habitaban estas tierras.


Los naturales sufrieron una fuerte conmoción ante la presencia de los conquistadores y se enfrentaron a sus propios dilemas.
¿Quiénes eran esos seres parecidos a ellos, pálidos, con pelos en la cara, de cabellos claros, que tenían el poder del trueno? ¿Y qué eran esas enormes bestias aterradoras, de enormes narices, con aliento de fuego?


Los grupos indígenas cazadores – recolectores  estaban distribuidos  desde el Norte de nuestro actual territorio, hasta Tierra del Fuego.   
Sólo Luis Ramíres, en su carta fechada el 10 de julio de 1528 en el Puerto de San Salvador, h izo  una única referencia al afirmar que los  guaraníes  y los querandíes llegaban desde el Río de la Plata  hasta el pie de las sierras.


LOS MOCOVÍES
Antes de la llegada de los colonizadores españoles, los mocovíes   establecidos en el Noroeste de nuestra provincia de Santa Fe también  vivían fundamentalmente de la caza y la recolección. Constituían un pueblo muy guerrero, acostumbrado  a atacar distintos poblados.


​ A principios del siglo XVIII la presión española hizo que los mocovíes al mando del cacique Notinirí se trasladaran hacia el sur de la provincia del Chaco y norte de la provincia de Santa Fe en tierras de los abipones, llegando a atacar la ciudad de Santa Fe en varias ocasiones. Cerca de esta ciudad se instaló una reducción para miembros de esta comunidad.


Como en otros varios pueblos nativos del Litoral argentino, la llegada de los jesuitas implicó un gran cambio en sus sociedades.
 El 27 de junio de 1743 los jesuitas Francisco Burgés y Jerónimo Nuñez fundaron la reducción de San Javier en presencia del teniente de gobernador de Santa Fe Francisco Antonio de Vera y Mujica y con las bandas de los caciques mocovíes Chitalín y Aletín.


En 1749 la reducción fue trasladada 7 leguas al norte para alejarla de los colonos, pero anegada por el río San Javier en 1750 fue de nuevo trasladada a la ubicación actual de la ciudad de San Javier. En 1765 Paucke fundó en las cercanías de San Javier la reducción de San Pedro con 400 mocovíes del cacique Elebodgín. Quedó a su cargo el padre Bustillo, pero 3 años después fueron expulsados. ​

Hacia 1864 el gobernador de Santa Fe Nicasio Oroño logró correr la frontera con los mocovíes, que se hallaba a pocas leguas de la ciudad de Santa Fe, hasta una línea desde Sunchales hasta el fortín Cayastacito y desde allí hacia el nordeste hasta la reducción de San Javier.


En 1869 el gobernador Mariano Cabal logró un nuevo corrimiento de la frontera mocoví hacia una línea desde Morteros en Córdoba, Fortín Soledad, laguna La Blanca, San Martín Norte, hasta un poco al norte de San Javier.


El siguiente avance de la frontera ocurrió en 1871, durante la gobernación de Simón de Iriondo, desde Tostado por el río Salado hasta Alejandra.
Entre 1867 y 1870 los franciscanos Gerónimo Marchetti y Bernardo Arana fundaron la misión de Nuestra Señora de los Dolores en el antiguo Fortín Cayastá Viejo, con 60 familias mocovíes del cacique Mariano Salteño.


La misión luego se transformaría en el pueblo de Colonia Dolores. En los años siguientes el resto del territorio de la actual provincia de Santa Fe quedó bajo control gubernamental, mientras que el Gobierno nacional efectuaba la conquista del Chaco argentino, quedando sometidos completamente los mocovíes al Estado argentino.

Eran un pueblo muy numeroso y tampoco quedaron muchos vestigios puros de su sociedad. En las ciudades santafesinas de Rosario, Venado Tuerto, Recreo, Reconquista, Melincué, Firmat, Casilda y en localidades menores, se encuentran comunidades mocovíes.

 


 

Bibliografía:

Fray Reginaldo de Lizárraga:”Descripción y población de las Indias”. Lima, 1907.

Canals Frau Vicente:”Las poblaciones indígenas  de la Argentina.”Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1953.

 

Aborígenes argentinos. Calle. Topografía:

Corre de E. a O. a la altura de Liniers y Rouillón 4300.

Carece de designación oficial. Recuerda  a todas las razas aborígenes que habitaron y habitan nuestro suelo.