Entre los años 1400 y 1700, el mundo experimentó transformaciones muy significativas. A comienzos del siglo XV, Portugal primero y España más tarde, iniciaron la carrera por la expansión de Europa a otras tierras.
¿Cuáles eran los motivos que empujaban a grupos de españoles a realizar la peligrosa travesía del Atlántico y a participar en expediciones de conquista de dudoso éxito?
Varias razones explican por qué estos hombres corrieron tantos riesgos. Una de ellas y la más importante era la sed de riquezas. Con escasas excepciones, eran en su mayoría hombres de poca fortuna, hijos segundos de casas nobles o miembros de una nobleza menor (hidalgos).
Una conquista afortunada podía significarles un buen botín.
La llegada de los españoles a nuestro territorio tuvo enormes consecuencias para las sociedades europeas de entonces y por otro lado también para las poblaciones nativas que habitaban estas tierras.
Los naturales sufrieron una fuerte conmoción ante la presencia de los conquistadores y se enfrentaron a sus propios dilemas.
¿Quiénes eran esos seres parecidos a ellos, pálidos, con pelos en la cara, de cabellos claros, que tenían el poder del trueno? ¿Y qué eran esas enormes bestias aterradoras, de enormes narices, con aliento de fuego?
Los grupos indígenas cazadores – recolectores cuya área de expansión era desde el norte de nuestro actual territorio, hasta Tierra del Fuego. Sólo Luis Ramíres, en su carta fechada el 10 de julio de 1528 en el Puerto de San Salvador, hace una única referencia al afirmar que los querandíes llegaban hasta el pie de las sierras.
Su organización social era menos jerarquizada y su estructura política muy simple y distinta de la de los aztecas e incas que formaron verdaderos imperios.
Diferían de los dos grupos anteriores, porque sólo contaban con jefes y caciques que imponían su autoridad mientras demostraran habilidad para la caza y la guerra. El conjunto de jefes respondían a un superior que era nombrado en consejo.
Los cronistas están de acuerdo en llamar gran “nación” porque eran numerosos grupos de población Sólo en las cercanías de Buenos Aires vivían alrededor de 3.000 personas.
El contacto con los expedicionarios de Gaboto había sido pacífico. No así ocurrió con Mendoza y Garay, en que la violencia dictó las formas que condujeron al exterminio de Buenos Aires.
Basaban su economía en la recolección de especies vegetales, y en la pesca y caza de animales - que variaban según su adaptación al medio ambiente. - y como líquido bebían sangre de venado.
Según declaran Garay y Montalvo, en tiempos de la repoblación de Buenos Aires, 40 años después, el ganado ascendía a 100.000cabezas teniendo que haber contribuido a cambiar la base alimentaria de los aborígenes.
Pero ¿qué fue de la súper población por ellos constituida?
Seguramente ante las continuas guerras con los conquistadores hicieron que se mesclaran con otras etnias y los transfiguró hasta desollarles sus costumbres y recuerdos.
Los pocos vencidos aquerenciados en su terruño, fueron sometidos mediante el uso de la violencia y utilizados al servicio de los hispánicos, quienes aplicaron el sistema de “la mita y el yanaconazgo”, haciendo disminuir su número en toda América.
Algunas etnias dominadas lograron sobrevivir hasta la actualidad mediante el ejercicio de una resistencia, que abarcó desde la desafiante rebelión de la ley española hasta la obediencia pasiva.